viernes, 3 de septiembre de 2021

La patria que fundó Ho Chi Minh

 El líder vietnamita escribió estos versos diez años antes de la victoria definitiva de Vietnam (en 1975), tras mucho tiempo de guerra e infortunio, aun después del fin de la Segunda Guerra Mundial y la proclamación de la República. 

Entonces, tras la victoria, se tejían otros episodios sangrientos frente a un enemigo superior. En esa larga y cruenta contienda, en la cual la hambruna diezmaba a sus compatriotas, Ho Chi Minh siguió formando líderes y creando combatientes para los cuales el sentido de esas rimas tuvo aún más vigencia, hasta 1975 cuando –ya él fallecido–, las armas revolucionarias vencieron al invasor. «¡Cayó Saigón!»: sería el título de la prensa en el universo.

La independencia y reunificación de Vietnam, dividido en Norte y Sur, hizo valer aquellos versos sostenidos y engrandecidos por el pueblo revolucionario de aquel país, físicamente tan lejano del continente americano. 

Celebramos la fundación de la República, cuyo recuerdo les trae a los más jóvenes, gracias a la memoria gráfica, una imagen mucho más cercana que aquella de la Plaza Ba Dinh, donde se proclamó. Es la imagen de los agresores yanquis prendidos a los patines de los helicópteros para huir de Saigón, frente a la victoria de quienes, sin ninguna arma, ni tradicional ni sofisticada, se valieron para vencerlos, porque «nada es difícil, solo hay un obstáculo y es que no sepa el corazón perseverar…».

Imposible celebrar la victoria del pueblo vietnamita sin tener en cuenta las enseñanzas de Ho Chi Minh, del líder que les dijo a los cuadros del Partido y del pueblo, después de la proclamación de la República, vencido el colonialismo: «…Por ende, les hago algunas recomendaciones: han de tener confianza en que, con toda seguridad, venceremos, Estados Unidos será vencido. En ese momento, si vacilamos aún entre el barco enemigo grande y nuestro barco pequeño, en que los aviones enemigos son muchos y los nuestro pocos, en que las armas nuestras son escasas ¿podremos vencer? Eso demostrará que la decisión no es alta… En la guerra hay que soportar el sacrificio, las dificultades y penurias, pero con gran corazón y firme espíritu. Venceremos con toda seguridad, y los enemigos serán derrotados». Y también dijo, en pos de la victoria definitiva: «…hacer que todo el país sea uno en un único fervor de lucha contra los norteamericanos por la salvación nacional y la confianza en la victoria completa».

Las enseñanzas del patriota prendieron, generación tras generación, en los actos materiales y en el corazón de su pueblo.

Tomado: Granma