martes, 27 de mayo de 2014

Derecha vs Ultra-derecha




Las pasadas elecciones han demostrado que sigue siendo la abstención la forma como los colombianos se pronuncian frente a la política y la clase política corrupta e inepta, que no ha permitido nuevas opciones o alternativas que planteen cambios estructurales en el manejo del poder.

Si bien,  la existencia de 5 candidatos puede dar la idea de un país con diversas tendencias políticas amplio y democrático, la realidad parece que no se ajusta, salvo el Polo, aunque con tímidas propuestas alternativas, los demás candidatos en la esencia son los mismos quienes proponen ajustar el modelo neoliberal, permitir la entrada a las multinacionales, la reforma agraria que tanto necesita Colombia, la han venido desarrollando no solo con los terratenientes nacionales, sino con la entrega de tierras a compañías extranjeras, por lo cual una gran parte del país ya no pertenece a los colombianos, lo que parece contradictorio frente a la pérdida de una parte de mar.

Otro factor que se vio en esta contienda electoral, es la carencia de propuestas, pues los colombianos tuvimos que ir a las urnas, sin tener claro cuáles eran las promesas de los políticos,  esto demuestra el desprecio que tiene la clase política por las mayorías, a quienes pretende y ha gobernado de espaldas. De ahí, que no hayan existido debates de ideas políticas, sino un remedo publicitario de candidatos, que parecía más bien un examen oral de quinto de primaria en los dos debates televisados, donde lo único que quedo claro, es la ignorancia y la pobreza mental, que puede ser un reflejo de lo que somos, pero explicado por la falta de educación y de oportunidades.

Lo que si logro dinamizar las campañas políticas fue el escándalo, donde Santos y Uribe en muñeco de Zuluaga se disputaron quien es el más delincuente, de ahí que sean los que pasaron a la segunda vuelta. No por sus ideas de renovación y de cambio, pues, en la esencia son el mismo proyecto político que nos ha gobernado durante estos últimos 12 años, caracterizado por la violencia extrema, la polarización y la exacerbación del modelo neoliberal, con profundas implicaciones sociales para las mayorías.

Ahora la disputa electoral se centra en lo que se puede llamar la derecha y la ultra derecha, de plano en el país la derecha como tal, no ha sido decente con proyectos políticos, salvo los que son basados en  intereses propios y de clase. Esto se puede explicar por la profunda desigualdad social, el competir con Haití, en pobreza, iniquidad, falta de educación, salud, vivienda, por nombrar solo algunos, sin olvidar que más de 20 millones de colombianos son pobres y 12 millones viven en la extrema pobreza, es decir, ni siquiera alcanzan a solventar una comida diaria.

Esto demuestra que la derecha no solo utiliza las armas para eliminar a los que considera sus adversarios, sino que utiliza otras armas más sofisticadas, como el no pago de un salario adecuado, negar el servicio de salud, los sistemas de contratación, adecuar las leyes que les permitan acumular mayor capital, mientras sus empleados se baten entre la pobreza y la miseria, degradar la condición del empleado, sin olvidar el desempleo.

Pese a esto, lo que resulta lamentable es que los colombianos permitan que esta élite corrupta e inepta continúe gobernándonos, si bien, el abstencionismo demuestra que el 60% de los colombianos de bien, prefiere no participar de este remedo de democracia, las élites siguen repartiéndose el poder y las mieles de la burocracia. Pues sí, gobernar no dejara tantas ganancias los políticos no existirían.

En la coyuntura política de hoy, incluso algún sector de la izquierda moderada o liberal, han llegado a afirmar que en la segunda vuelta se vota por la paz o la guerra, lo que necesariamente se debe apoyar, carece de sustento real. Si bien, Santos ha utilizado los diálogos de La Habana como su slogan publicitario, sin contar que es lo único que puede mostrar en su gobierno, pues, los temas centrales como la reforma a la educación, la salud y temas sociales parece que seguirán en el olvido. Esto sin desconocer, que en un ataque emocional y después de ganar la segunda vuelta le dé por levantarse de la mesa.

Por el otro lado esta Uribe y su muñeco quienes le apuestan a la continuidad de la guerra, esto explicado no solo porque les guste la sangre y el olor a muerte, sino que con ello, consiguen apropiándose de las mejores tierras, contratos a través de la entrada de las multinacionales, enriquecimiento ilícito, la mega minería a gran escala. Lo que configura un gran capital para unos pocos, y la fascinación por perseguir y chuzar a todo el que considere su contradictor, hasta ahora hemos visto el progreso de su escuela y no sabemos cuántas Andrómeda o hacker existen en todo el territorio. Lo que sí sabemos es de donde Uribe obtiene sus noticias bomba o las chiva del día.

Todo esto sustentado en el pobre discurso del castro-chavismo, que hasta ahora no sabemos qué es, o que propone, o si es una ideología política cuáles son sus bases reales, o por el contrario si es un nuevo ritmo caribeño. Lo que me recuerda el discurso de Reagan cuando en un momento de lucidez exacerbada le dio por dividir el mundo en el eje del mal, un designio divino entre el bien y el mal. Ahora esta es nuestra versión criolla.

En conclusión solo hasta que las masas se empoderen del papel que les corresponde en la historia, no tendremos otra opción más que elegir entre el barro y el lodazal o entre la mierda y la diarrea.