Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), la mayor guerrilla del país y la más antigua en activo de América Latina, cumplieron este martes 50 años de existencia en medio de un proceso de paz en La Habana que busca acabar con las hostilidades por la senda del diálogo.
Tanto el Comandante del Estado Mayor Central de las FARC-EP, Timoleón Jiménez, como los delegados guerrilleros en la capital cubana, ratificaron su compromiso con una salida política al conflicto a partir de la transformación de las causas que le dieron origen hace medio siglo en Marquetalia, Tolima.
En esa región y otras como El Pato, Riochiquito, Natagaima y el río Guayabero, se organizaron autodefensas campesinas para contrarrestar la violencia desatada por las luchas intestinas de la oligarquía colombiana tras la muerte de Jorge Eliécer Gaitán en 1948.
Cuando liberales y conservadores sellaron el pacto para dominar el país entre finales de la década del 50 y comienzos de la del 60 del siglo pasado, decidieron exterminar el ejemplo de las comunidades campesinas. Unas pocas decenas de hombres pobremente armados hicieron resistencia a una ofensiva de miles de soldados y medios bélicos proporcionados por Estados Unidos, que no escatimó gastos para contener la “amenaza comunista”.
Fue así como los que se convertirían en líderes históricos de las FARC-EP, Manuel Marulanda Vélez y Jacobo Arenas, pusieron las bases de un grupo guerrillero que ha resistido la arremetida de 13 gobiernos consecutivos, el paramilitarismo y el empleo de la más moderna tecnología militar norteamericana.
“No vinimos al mundo con las armas en la mano, mucho menos entonando cantos de guerra. Fue la dura realidad política de nuestro país, la que condujo nuestras vidas a la rebelión armada”, aseguró en un comunicado Timoleón Jiménez, el máximo líder de la organización.
El jefe guerrillero insistió en que, para poner fin al conflicto armado, es fundamental erradicar sus fuentes, entre las que destacó “el ejercicio legal y extralegal de la violencia, la guerra y la persecución contra la oposición política democrática”.
Timoleón Jiménez se pronunció también sobre el actual proceso de paz con el Gobierno de Juan Manuel Santos, el cuarto que se lleva a cabo tras los intentos fracasados con Belisario Betancur (1982-1896), César Gaviria (1990-1994) y Andrés Pastrana (1998-2002).
Aclaró que las FARC-EP no llegaron vencidas ni por temor a la extinción. “Estamos en La Habana porque soñamos con una paz efectiva, porque creemos en las capacidades de discernimiento e independencia del pueblo colombiano”.
Precisamente Colombia se apresta a tomar el próximo 15 de junio una importante decisión histórica en la segunda vuelta de los comicios presidenciales. Los dos candidatos en disputa, el presidente Santos y Oscar Iván Zuluaga, del partido Centro Democrático, defienden opciones opuestas respecto al fin del conflicto.
Zuluaga, seguidor de las ideas del expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), propone una serie de condiciones para continuar con los diálogos que en la práctica se traducen en una rendición incondicional, algo que las FARC-EP nunca han aceptado.
Por su parte, el actual mandatario, quien quedó en segundo puesto en la primera vuelta de las elecciones, basa su reelección en un llamado a los colombianos a no dejar escapar la posibilidad de firmar una paz duradera para las próximas generaciones.
“50 años de guerra, ningún país resiste tanto tiempo en guerra. Nos ha polarizado, nos ha llenado de odios, nos ha llenado de sed de venganza y eso es lo que yo quiero terminar lo más pronto posible”, dijo Santos este martes a la emisora Caracol Radio.
Entretanto, en La Habana, la delegación de paz guerrillera prefirió desmarcarse de la situación electoral. El comandante Iván Márquez aseguró que lo más importante ahora es que la paz sea asumida como una política de Estado y reiteró el llamado de las FARC-EP a un proceso constituyente que siente las bases de una nueva Colombia sin guerra y con justicia social.
Tomado: granma