El diario Libération salió este jueves a los kioscos con una revelación: Un documento que confirma lo que varios expertos y círculos de negocios habían venido comentando: el Consejo Nacional de Transición (CNT, órgano opositor) prometió a Francia un 35% de los futuros contratos petroleros en plena guerra y cuando todavía no era más que la cabeza visible de la rebelión.
La carta del CNT, fechada el 3 de abril, está dirigida al emir de Qatar, socio de Sarkozy en las entregas secretas de armas a los rebeldes, que sólo fueron admitidas en julio. Y, en la misiva, los entonces líderes opositores afirman al emir: “En cuanto al acuerdo sobre el petróleo cerrado con Francia a cambio del reconocimiento de nuestro Consejo en la cumbre de Londres, como representante legítimo de Libia hemos delegado al hermano Mahmoud (Shamman, ministro de medios del CNT) para que firme ese pacto que atribuye un 35% del total del petróleo bruto a los franceses a cambio del respaldo total y permanente a nuestro Consejo”.
La publicación del documento provocó un pequeño terremoto en el ya muy agitado mundo de los contratos petrolíferos por venir. Tanto que, desde París mismo, el representante del CNT en Francia, Mansour Sayf al Nasr, tuvo que intervenir a toda velocidad para declarar que no reconocía la existencia de esa carta, afirmando que no puede tener validez porque está firmada por un “Frente Popular para la Liberación de Libia”.
El desmentido libio, por supuesto, es categórico. Como lo fue el del propio canciller francés, Alain Juppé, quien afirmó no haber tenido jamás conocimiento de tal misiva, que habría circulado desde hace semanas. No podía ser menos. Lo malo que tienen esos desmentidos es que la existencia del trato al que alude la carta ha sido evocado, con términos más difusos, desde hace semanas por los líderes del CNT.
Oposición islamista
Hace una semana, un personaje de la diplomacia paralela francesa, Mathieu Guidère, relacionado con el emir de Qatar, citó el trato. Precisó además que parte del CNT-el tercio de miembros que pertenece a la corriente islamista- estaba en contra.
El mundo del petróleo anda muy revuelto con la perspectiva de que las infraexplotadas reservas libias salgan al mercado. El boletín confidencial Africa Intelligence, generalmente muy bien informado, aseguró que es probable que los países que han liderado la operación militar en Libia -Francia y Gran Bretaña- salgan defraudados finalmente: Italia (hasta ahora número uno del petróleo libio, vía Eni) y España -¡sorpresa!- habrían avanzado suficientemente los peones, sin ruido de sables, como para llevarse buena parte.
China, que se ha retirado de al menos seis grandes proyectos petroleros que tenía, aceptó estar presente en la Conferencia de París después de que la diplomacia francesa insistiera mucho. Pekín lo hizo sólo como “observador” y envió a un simple viceministro de Exteriores. Rusia, el otro gran reticente, envió a un simple senador, “representante ante la conferencia sobre Libia”.
Los participantes en la conferencia no quisieron abandonar París sin dirigir la mirada a Siria. El anfitrión, Sarkozy, afirmó: “Nos hemos alineado con la calle árabe. ¿Qué dice la calle árabe? No dice ‘abajo Europa, abajo Occidente, abajo la democracia’. No. Dice ‘Estado de derecho y democracia’. Sería un honor para mí reunirme con esa calle árabe”.
Andrés Pérez / Público