La característica principal de esta jornada electoral es el abstencionismo, los colombianos hace rato dejaron de creer en sus gobernantes, lo que se refleja en las urnas, los candidatos elegidos no cuentan con el apoyo de las mayorías. Los paramilitares conservan la hegemonía en casi toda la geografía, ahora lo hacen como parte de la unidad nacional.
Para el caso de Bogotá el candidato elegido cuenta con un 34%, menos de un millón de bogotanos apoyaron su candidatura, y aunque no hace parte de la coalición de gobierno, tampoco hace parte de una alternativa nueva, surgió de la izquierda, pero no representa a la izquierda colombiana, hace parte del nuevo entramado burocrático.
Para el gobierno triunfo la democracia, pero la realidad parece demostrar otra cosa; el cuestionamiento que durante esta jornada electoral se ha hecho sobre el fraude electoral, el posicionamiento de los parapolíticos y la abstención marcaron la jornada. El hecho que los candidatos, que recibieron apoyo de Uribe Vélez en las principales ciudades no hayan ganado, no significa que su proyecto político esté muerto, por el contrario, sus aliados siguen gobernando.
Para tener en cuenta el voto en blanco también fue el protagonista, en Bogotá más de 300 mil votos para el concejo, dejan ver que los elegidos no cuentan con la mayoría. Existen concejales que cuentan con 6 mil votos en una ciudad donde más de 4 millones de ciudadanos están inscriptos, por no contar que hubo municipios donde sólo votaron 100 personas y se considera legitima la elección, sigue marcando el fraude a la hora de contar los votos, varios municipios se encuentran en alerta máxima por asonada. Sin embargo, esta forma de protesta en contra de los políticos no va más allá de un voto, no existe mecanismo que avale el voto en blanco, en un país democrático se debería convocar a nuevas elecciones.