MSF acusó a las actuales autoridades de torturas a los presos y de pretender que sean atendidos en medio de las sesiones. Amnesty confirmó que varias personas fueron muertas en las últimas semanas después de tratos inhumanos.
Por Adrián Pérez
Desde la caída y posterior asesinato de Muammar Khadafi, en Libia ya no hay dictadura ni tirano a quien achacarle violaciones a los derechos humanos. Sin embargo, Médicos Sin Fronteras suspendió ayer sus operaciones en los centros de detención de Misrata, después de denunciar que las actuales autoridades torturan a los presos y pretenden que sean atendidos en medio de sesiones de tortura. Luego de que la OTAN sembrara Libia con sus bombas, su secretario general, Anders Fogh Rasmussen, aseguró que la Alianza no regresará al país norafricano. En un contexto de vacío político y anarquía, los equipos médicos de MSF, que llegaron a la ciudad libia para atender a prisioneros heridos, aseguraron que desde agosto de 2011 se produjo un incremento permanente de la cantidad de pacientes con heridas producidas en interrogatorios en los centros de detención.
En el comunicado difundido, MSF advierte que trató a 115 personas con heridas asociadas a esos vejámenes. En todos los casos, informó MSF a las autoridades locales. Como respuesta hubo una reiteración de esos casos. Desde principios de enero, los equipos médicos comprobaron que varios de los pacientes previamente tratados presentaban signos de haber sido torturados nuevamente en otros centros de detención a los que fueron enviados. “Algunos funcionarios de prisiones han intentado abusar de nuestro trabajo médico”, afirmó Christopher Stokes, director general de MSF en Bruselas. “Nos traían a los pacientes, a mitad de los interrogatorios, para que les diéramos atención médica, se recuperaran y pudieran seguir torturándolos.”
Como si fuera poco, la organización humanitaria fue llamada a asistir a pacientes en los centros de interrogatorio. Pero los equipos médicos se negaron, calificando ese pedido de inaceptable. “Nuestro papel es prestar atención médica a los detenidos heridos de guerra o enfermos, no tratar repetidamente a los mismos pacientes entre distintas sesiones de tortura”, manifestó Stokes. Un episodio particular se vivió el 3 de enero, cuando los médicos trataron a un grupo de catorce detenidos, a su regreso de un centro de interrogatorio ubicado a las afueras de las instalaciones de detención de Misrata: nueve de ellos presentaban numerosas heridas y mostraban signos evidentes de haber sido torturados.
En esa ocasión, los médicos de MSF informaron al Servicio de Seguridad del Ejército Nacional, agencia responsable de los interrogatorios, que algunos pacientes necesitaban ser transferidos a hospitales para atención urgente y especializada. Desde la sede de MSF Buenos Aires, Carolina Heidenhain señala que por el momento “si no se modifica la situación, no podríamos volver. Todavía no sabemos cuáles van a ser los pasos futuros”, agrega. Luego de comunicarse con la sede central en Bruselas, la vocera asegura, en diálogo con Página/12, que los dos centros de detención en Misrata, donde la organización humanitaria estaba trabajando hasta ayer, albergan a un total de 1500 presos.
Amnistía Internacional confirmó, a su vez, que varias personas fueron muertas en las últimas semanas tras ser torturadas. Los responsables de esa organización encontraron presos con “visibles signos de tortura y malos tratos” en las prisiones de Trípoli, Misrata y Gharian, entre otras cárceles. Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina, afirmó que AI recomienda que se ordene la clausura de todos los centros de detención no oficiales y se establezcan mecanismos para poner a todos los centros de detención bajo el control de las autoridades, y que se garantice la realización de investigaciones inmediatas sobre todos los casos conocidos o denunciados de tortura y otros malos tratos.
Tomado: Pagina/12