El ejército israelí mató ayer a al menos quince palestinos e hirió a más de 1200, en uno de los más violentos enfrentamientos de los últimos años. El conflicto estalló cuando miles de habitantes de la Franja de Gaza acudieron a la frontera con Israel para manifestarse por el Día de la Tierra palestina. Los manifestantes –se estiman que fueron 30.000– de la llamada Gran Marcha del Retorno, fueron acercándose a la frontera ondeando banderas palestinas y cantando eslóganes nacionalistas. Sin embargo, superaron el límite de seguridad de 700 metros de distancia que habían programado los organizadores, lo que provocó una respuesta del ejército israelí. Así, un centenar de francotiradores israelíes apostados en el otro lado de la frontera tiraron gases lacrimógeno y también munición viva para dispersarlos.
Al terminar el día, las fuerzas israelíes bombardearon con tanques y drones tres posiciones del movimiento islamista Hamas en Gaza luego de que, según indicaron, combatientes de la milicia de Hamas dispararan contra soldados israelíes desplegados en la frontera. Según el ministerio de Sanidad palestino, al menos quince palestinos murieron durante los enfrentamientos y más de 1200 resultaron heridos. Las fuerzas israelíes indicaron que habían disparado con munición viva después de que palestinos al otro lado de la frontera lanzaran piedras y bombas incendiarias contra los soldados.
Los palestinos, y también Turquía, acusaron a Israel de uso desproporcionado de la fuerza, mientras que la Liga árabe tildó de salvaje a la represión israelí. Por su parte, la organización por los derechos de las minorías árabes en Israel, Adalah, condenó el uso de la fuerza por parte del ejército israelí y lo calificó como una violación a la ley internacional. “Los disparos contra civiles desarmados constituye una brutal violación de la obligación legal internacional de distinguir entre civiles y combatientes. Israel está obligado a actuar en concordancia con la ley ”, sentenció la ONG en un comunicado.
Los militares israelíes dijeron que las protestas eran usadas como cobertura por militantes para intentar ingresar a Israel o para cometer ataques. “No es una manifestación pacífica”, dijo a periodistas un portavoz militar. “El ejército impuso una zona militar cerrada alrededor de la franja de Gaza, toda actividad en ese sector necesita autorización”, declaró el portavoz. “Los alborotadores hacen rodar neumáticos en llamas y arrojan bombas incendiarias y piedras a la valla de seguridad y a las tropas (israelíes), que responden con material antidisturbios y disparando contra los principales instigadores”, agregó.
La llamada Gran Marcha del Retorno se prevé que dure seis semanas, hasta el 15 de mayo cuando se cumpla el 70 aniversario de la creación del estado de Israel. La protesta reivindica el llamado derecho al retorno de los cientos de miles de palestinos que fueron expulsados de sus tierras o huyeron de la guerra que siguió a la creación de Israel en 1948. Según la ONU, unos 1,3 millones de gazatíes, de los dos millones que habitan la Franja, son refugiados o descendientes de refugiados.
Las manifestaciones de ayer coincidieron con el Día de la Tierra, homenaje que se rinde anualmente a seis palestinos israelíes muertos en 1976 en manifestaciones contra la confiscación de tierras por parte de Israel. También se preveían conmemoraciones en la Cisjordania ocupada y en la comunidad árabe israelí.
Estas seis semanas de protestas fueron convocadas por la sociedad civil, pero Hamas, el movimiento islamista que gobierna en Gaza, las respalda y afirmó que se aseguraría de que nadie se acercase peligrosamente a la frontera. Los gazatíes levantaron campamentos con carpas cerca de la valla fronteriza para denunciar el bloqueo impuesto desde hace diez años por Israel y el cierre casi permanente del paso hacia Egipto. Desde 2008, Israel y Hamas se han enfrentado en tres guerras en el enclave palestino y desde 2014 observan un tenso alto el fuego.
Los dirigentes militares y políticos israelíes habían advertido que el ejército no dudaría en dar a los francotiradores la orden de abrir fuego si los palestinos intentaban entrar en territorio israelí durante las manifestaciones. El ejército israelí había afirmado más temprano haber desplegado importantes refuerzos en la frontera para impedir infiltraciones durante la celebración de Pésaj, la Pascua judía, que se celebra a partir del viernes por la noche.“La dirección de Hamas juega con sus vidas”, escribió en árabe el ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, en Twitter dirigiéndose a los gazatíes. “Todo aquel que se acerque a la valla se pondrá en peligro. Les sugiero que sigan con sus actividades y no participen en una provocación”, agregó.
El derecho al regreso de los refugiados sigue siendo una reivindicación palestina fundamental y, para los israelíes, un obstáculo mayor a la paz.
El estatus de Jerusalén es también un punto importante de crispación -y uno de los ejes principales de la protesta-, aún más desde que el presidente estadounidense, Donald Trump, decidió reconocer unilateralmente la Ciudad Santa como capital de Israel y trasladar allí la embajada de Estados Unidos. Esta marcha de protesta es, aseguró hoy el líder del ala política de Hamas, Ismail Haniye, “un mensaje a Trump y a de todos los que apoyan su decisión de que no se hacen concesiones en Jerusalén, no hay una alternativa a Palestina y no hay otra solución que el retorno” de los refugiados.
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