La pregunta surge a partir de la poca experiencia que tiene
el nuevo presidente y del nulo capital político, todos sabemos que Duque llega
a la casa de Nari, por haber sido el que dijo Uribe, el personaje que ha
manejado las riendas política en este siglo y quien según las encuestas es el que
cuenta con mayor popularidad, como también, el que tiene más investigaciones
abiertas por paramilitarismo, asesinatos, corrupción, pese a esto, hasta ahora
ninguna de estas ha fallado en contra o a favor, lo que demuestra la poca
justicia que se aplica en Colombia y sobre todo, cuando se trata de políticos,
sin olvidar caso alarmantes como el cartel de la toga, donde no operaba la
justicia, sino el valor de los casos.
Frente a esta descomposición social del Estado, se esperaría
el surgimiento de nuevas fuerzas políticas como un rechazo a la élite política,
corrupta y delincuente. Lo que no ha sido posible, no solo por la falta de
líderes con capacidad de aglutinar a las mayorías en un mismo objetivo, sino
por la poca confianza que suscitan los políticos, de todas las tendencias, que
al final no queda claro si son de izquierda o derecha. A pesar, de existir
partidos que se ubican en la izquierda, pero, que muy pocas veces se logran
diferenciar del resto.
Por otro lado, afirmar que Santos representa a la derecha
moderada o al centro es equivocado, la extrema derecha, es la que ha gobernado,
en casi toda la vida republicana o sino, como se explica la existencia de
conflictos sociales, guerras civiles, guerrillas, paramilitares, que le
disputan la legitimidad al Estado. Duque representa el regreso del
paramilitarismo al poder en cuerpo ajeno, es Uribe quien gobernará y pondrá el
ejercicio de la política a sus más cercanos, donde lo que cuenta no es una hoja
de vida con logros y méritos, sino por el contrario cuenta con una larga
experiencia en delinquir, la ética no tiene ningún valor en los nuevos
ministros y asesores del gobierno.
Con el proceso de paz Las FARC se acabaron como guerrilla,
ahora el discurso sobre la guerra, el combate a la guerrilla se agotó, lo que
no implica que el Estado, este planteando un reordenamiento de las Fuerzas
Armadas, ni la disminución de efectivos, ni en compra de material bélico, por
el contrario, paso casi inadvertido el anuncio que hizo Santos sobre el ingreso
de Colombia a la OTAN, lo que supone, es que Colombia está dejando atrás su
conflicto doméstico, para ingresar a uno internacional.
Sabemos que el plan Colombia, le significó la entrega del
país a unas bases militares gringas que operan en todo el territorio y como
excusa, la guerra sin cuartel que el gobierno desarrolló en contra de las FARC,
se probaron armas que luego han sido utilizadas en otros conflictos como Afganistán,
Pakistán entre otros. Que ahora, el país haga parte de la OTAN, lo acerca más a
los conflictos.
En este mismo escenario, está el asesinato de líderes
sociales, ex guerrilleros, lo que supone en el nuevo gobierno, este exterminio sistemático
sea parte de las políticas de Estado, pues, no se necesita de una norma para legalizar,
el simple hecho de no aplicar justicia o negar la sistematicidad le da
legalidad a los criminales que operan con el beneplácito o al servicio de
terratenientes, empresarios y políticos que se oponen a la reforma agraria y
que se vienen enriqueciendo con el desplazamiento forzado de comunidades
enteras de campesinos que huyen de la violencia.
Según afirma Duque, el proceso de paz requiere unos cambios,
olvidando que ese proceso de firmó con el Estado y no con un gobierno, lo que
obliga su cumplimiento, esto parece que no ha quedado claro no solo para los
congresistas quienes han aprovechado el escenario para tergiversar lo acordado
y acomodarlo a sus propios intereses, es decir, dejar sin piso el acuerdo y
modificar la columna vertebral, para que el conflicto siga su curso normal,
mientras la élite sigue robando y delinquiendo con la legalidad que le da ser
político o empresario.
Duque es un político sin trayectoria, que ni siquiera es un
orador, sin carisma, que su primer encentro diplomático con el rey, dejó a los
colombianos asombrados por su estupidez no solo por las saludes de Uribe, sino
por la incapacidad que ha demostrado para dirigir el país, con infinidad de
necesidades por resolver y la falta de políticas públicas, lo que presagia,
como nuevo escenario político es la protesta social. Protesta que ya el nuevo
ministro de defensa anunció limitar y hacerla ordenada.
El gobierno de transición que se esperaba y que las FARC
habían propuesto, luego de más de medio siglo de conflicto, no fue posible, lo
que necesariamente deja como escenario nuevos conflicto con los mismos o
diferentes actores sociales, que la insurgencia no logro resolver ni con las
armas ni con el acuerdo, por el contrario, la violencia y los enfrentamientos
armados han seguido su curso, regiones como el Catatumbo o Tumaco, por nombrar
algunas no han conocido un día de paz.
A la pregunta inicial si Duque gobernara solito, la respuesta
es no, los uribistas lo eligieron por su incapacidad y los electores que lo
apoyaron lo hicieron justamente por eso, Uribe sabe quién toma las decisiones y
quien las firma esa es la diferencia, ya Uribe no tendrán que responder por los
delitos que se cometan en este gobierno, vale decir, que hasta ahora no ha
respondido por los delitos que se cometieron en su gobierno siendo la cabeza
visible y con un prontuario acuestas.
Finalmente se puede decir, que ni Santos ni Uribe se
distanciaron ni les intereso la paz, su objetivo era exterminar a la insurgencia por cualquier
método, para permitir la entrada de multinacionales y dejar al país al mando de
la voracidad internacional.