El segundo seminario internacional “Evaluación de la implementación del acuerdo de paz” fue realizado durante los días 15 y 16 noviembre en la Universidad Tecnológica de Pereira, Risaralda. Allí varios ponentes analizaron el proceso de implementación de los acuerdos entre las antiguas Fuerzas Revolucionarias de Colombia -FARC- y el Gobierno Nacional. También se contó con la participación del presidente del partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, Rodrigo Londoño, conocido anteriormente como “Timochenko”.
olombia Informa tuvo la oportunidad de conversar con Rodrigo Londoño para conocer sus perspectivas y apreciaciones de cara al cumplimiento de los dos años de la firma del acuerdo.
Colombia informa: ¿Qué llevó a las FARC a buscar una solución negociada del conflicto con el Gobierno?
Rodrigo Londoño: Siempre la solución política fue una bandera que levantamos nosotros desde el nacimiento de las FARC. Nacimos pidiendo diálogo cuando los campesinos en Marquetalia, Río Chiquito y el Guayabero supieron que iban a ser agredidos, que se iba a lanzar sobre ellos un operativo militar que implicaba el bombardeo en las regiones.
Desde el principio se tocaron todas las puertas posibles, incluso a nivel internacional, para evitar que la situación de conflicto se diera, al final no fue posible y vino lo que dio surgimiento a las FARC.
En su esencia FARC siempre tuvo en su planteamiento la solución política, el objetivo de buscarle una salida a este conflicto no a partir de la solución militar sino de la salida negociada. En la medida en que se desarrollaba el proyecto militar, siempre se le trabajaba a la salida negociada cada vez que se daba la oportunidad.
¿Qué cuál es la diferencia entre este momento y los demás fracasados? Que esta vez sí hubo un sector de la clase dirigente del país con la decisión de abrir el espacio a la salida política, no toda la clase dirigente, pero si un sector muy importante que estaba, en ese momento, en cabeza del señor expresidente Juan Manuel Santos, fue eso lo que abrió las compuertas para la salida política.
CI: Entre las diversas opiniones se observa un sector que ha sido bastante critico con la voluntad de paz que usted mencionó anteriormente tenía un sector de la clase dirigente, algunos afirman que la clase dirigente en ningún momento tuvo una voluntad política real y que Juan Manuel Santos solo busco desarmar a Las FARC, ¿Qué valoración tiene usted de esa interpretación?
RL: Esas son valoraciones respetables que nosotros no compartimos. Creemos que se abrió ese espacio de diálogo a sabiendas de que un sector minoritario, pero con mucho poder, estaba y está en contra de los acuerdos. Sabíamos que salíamos a este escenario a la pelea por la salida política y estamos en eso. Todo va a depender de la correlación de fuerzas, ¿Quién determina esa correlación de fuerzas? Los sectores populares, los sectores que quieren de verdad la paz, que son la mayoría.
Lo que pasa es que ha faltado pedagogía, información, organización y proyectos dentro del sector alternativo y popular, que le muestre el norte claro a la gente. El acuerdo no iba a traer ríos de leche y miel, no, el acuerdo nos abre una posibilidad muy importante para consolidar ese espacio y para comenzar a construir la Colombia que soñamos, la Colombia más justa, más igualitaria y en paz.
Reitero que son valoraciones respetables pero que nosotros nos alejamos de ellas, a nosotros podrán decirnos “pero es que el gobierno no ha cumplido con lo fundamental del acuerdo” y sí, no hay nada de la reforma rural integral, más bien se están tramitando leyes en contravía de lo acordado en La Habana. De la reforma política no hay nada, solo un elemento es positivo y ese es el estatuto de la oposición que venía de la constitución del 1991 y que gracias a los acuerdos se plantea; en sustitución de cultivos vemos que más de 120.000 familias han erradicado voluntariamente los cultivos y que el Estado no les esta cumpliendo con los proyectos de sustitución, eso desestimula a las demás personas en función de la erradicación, de ese fenómeno clave para la consolidación de la paz en Colombia.
A pesar de lo anterior hay dos elementos muy importantes que para nosotros son determinantes y que no han podido bloquear. Por un lado, tenemos la participación política, muchos creíamos que este nuevo gobierno iba a bloquear la participación política pero la dinámica esta ahí, eso no quiere decir que no nos estén tratando de bloquear políticamente, pero ya tenemos una bancada consolidada.
El movimiento popular se sentía contento antes con la representación en el parlamento de uno o dos parlamentarios de los sectores populares, ahora tenemos una bancada de diez, desafortunadamente menos dos, y esa bancada se ve acompañada de otra serie de sectores que están por la paz, eso es una fuerza determinante.
El segundo elemento clave es la seguridad jurídica, que la quieren romper, le hicieron el montaje a Jesús Santrich, el Fiscal ha hecho una serie de montajes con una serie de empresas que dice que tenemos, ha dicho que no entregamos todos los bienes, que no cumplimos, pero todo sin pruebas y a eso se le suman los cambios que le han querido hacer a la JEP, estamos nosotros en esa pelea.
Mientras nosotros mantengamos la disputa por esos dos elementos -Participación política y seguridad jurídica- acá lo que sigue es lucha. Tenemos unos acuerdos que tienen un blindaje nacional e internacional, el qué hacer es de las banderas del movimiento popular, esto no es para las FARC, la reforma rural integral no solo es para la gente nuestra. Nuestro reclamo es general, para proyectos productivos, es la formalización de las tierras de los campesinos, es el catastro multipropósito y la sustitución de cultivos, esas son banderas a levantar por todo el movimiento social.
CI: Hace unas semanas se presentaron varias divisiones en el congreso a causa de la ampliación del número de magistrados de la Jurisdicción Especial de Paz -JEP- y las 16 curules para las víctimas, al final la reforma a la JEP se hundió y no hubo ni curules para las víctimas ni ampliación de número de magistrados ¿Eso que tanto le dice a usted respecto del proceso de implementación y de transformaciones con el nuevo gobierno?
RL: Eso solo nos dice que la pelea va a ser más dura, más difícil, más compleja y que requiere mucho dialogo entre todos los que estamos comprometidos con este proceso, entre todos los que creemos que debemos transitar por este camino, que la solución a los conflictos no es la violencia, los que queremos erradicar la violencia del ejercicio de la política.
Yo creo que esa situación no fue la mejor y pues pensamos que se equivocan de buena fe, yo creo que los sectores alternativos que apoyaron la iniciativa de la ampliación del número de magistrados no obraron de mala fe, ellos creían que lo estaban haciendo bien, afortunadamente eso se hundió porque estaba claro que ese no era el camino.
Cualquier medida que vaya a cambiar el espíritu de la JEP le hace daño, teniendo en cuenta que el espíritu de la JEP es la paz y la reconciliación y eso no iba encaminado a eso, iba en lo contrario.
A veces uno habla con compañeros que están como desmoralizados, pero no, eso es un acuerdo que es para pelear, creo que hay que insistir en que ese no es un acuerdo de las FARC, hay que insistir en que es un acuerdo para la sociedad colombiana.
Nosotros duramos más de cincuenta años, yo más de cuarenta años en la lucha armada, y fueron convencido de que estábamos haciendo un esfuerzo pensando en una Colombia nueva, una Colombia más igual, más equitativa. Ahora nosotros seguimos pensando lo mismo, el acuerdo y todo lo que estamos haciendo lo hicimos pensando en que a partir de esto podríamos quitarles argumentos a todos esos sectores que aprovechando la guerra impedían el surgimiento de movimientos populares, y macartizaban a todo aquel que fijara una posición contraria a los intereses de la clase dirigente.
CI: Usted ha mencionado bastante la necesidad del apoyo popular a los acuerdos ¿Qué considera usted que le hace falta al conjunto del campo democrático y popular para lograrlo?
RL: Es una pregunta bastante difícil y compleja, creo que todos nos estamos haciendo la pregunta de ¿Cómo encontramos el eslabón de engarce que permita jalonar todas las expresiones hacia un mismo lado, a todos los movimientos que de alguna manera u otra quieren dar su contribución en la construcción de paz para Colombia?
Yo creo que hace falta atravesar un largo trayecto en términos de acciones conjuntas, sin embargo, la actividad parlamentaria nos esta ayudando mucho, nos permite encontrarnos e interlocutar. El parlamento permite que por encima de las diferencias unamos esfuerzos para ese objetivo común, eso es lo que hay que replicar.
Ahora bien, tenemos un movimiento social grande pero muy disperso, falta organización, falta llegar a muchos sectores, uno mismo lo ve en el sector estudiantil de ahora. Nos falta mucha pedagogía y conocimiento entorno a ¿Qué es realmente a lo que le estamos apostando?
CI: En su momento vimos a “La Paz” con las grandes movilizaciones posteriores al plebiscito como un punto concéntrico de la movilización social, sin embargo, parece ser que la paz en este momento ya no es el tema principal de la agenda política en el país ¿Cómo concibe usted la agenda de movilización actual? ¿Cree usted que la paz es un punto de encuentro para el movimiento social en este momento?
RL: Yo creo que ese es el reto que tenemos, debemos poner la paz como el punto número uno en la agenda de todo el país, y pues aprovechando que estamos hablando con un medio alternativo, creo que para lograrlo necesitamos encontrar un lenguaje que le llegue a la gente, que la gente no diga ¨ ¡Bagh, más de lo mismo! ¨, hay que tener unos mensajes que le hagan sentir a la gente que realmente los están interpretando.
Esto nos toca y por lo menos a nivel del partido de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común estamos haciendo un esfuerzo para vincularnos, para recoger el sentir de la gente, hacemos el esfuerzo de llevar el mensaje, pero también de que ese sea un mensaje que se retroalimente con los sentires de la gente.