Al menos 100.000 personas se encuentran actualmente desplazadas en la provincia mozambiqueña de Cabo Delgado. Así lo ha expuesto la Agencia de Naciones Unidas para el Refugio, ACNUR, tras evaluar los desplazamientos de población causados por el incremento de la violencia armada en el noreste del país.
En los últimos meses se ha registrado un incremento drástico de los brutales ataques perpetrados por grupos armados, y en las últimas semanas se ha vivido el periodo de mayor inestabilidad desde que en octubre de 2017 comenzaran los incidentes. Desde comienzos de año se han producido 28 atentados en esta región, y actualmente se han expandido a 9 de los 16 distritos que conforman la provincia de Cabo Delgado, una de las regiones menos desarrolladas de Mozambique. La violencia se está propagando hacia los distritos del sur, provocando el desplazamiento de los habitantes hacia la capital provincial, Pemba. Uno de los últimos atentados se produjo a solo 100 kilómetros de esta ciudad.
Los grupos armados han atacado pueblos de forma aleatoria y han aterrorizado a la población. Quienes han logrado huir cuentan cómo han presenciado asesinatos, mutilaciones y torturas, han visto arder hogares, cosechas y comercios. ACNUR ha recibido informaciones sobre decapitaciones, secuestros y desapariciones de mujeres, niños y niñas.
En algunas ocasiones, los atacantes avisan a la población del lugar y del momento en el que van a realizar un atentado, desencadenando el pánico entre los habitantes mientras se apresuran a huir de sus casas. La mayoría de estas personas dejan todo atrás, no disponen de tiempo para llevar consigo sus pertenencias, comida o documentos de identidad. Hasta el momento centenares de pueblos han sido reducidos a cenizas o han quedado completamente abandonados, dado que los asaltantes llevan a cabo una campaña de terror total e indiscriminada. Las instituciones gubernamentales también han sido blanco de los ataques.
La población civil ha huido en varias direcciones, incluso hacia pequeñas islas donde muchos no encuentran un lugar donde quedarse. Algunas de estas personas, entre ellas numerosos niños, niñas y mujeres, duermen al raso y tienen un acceso muy limitado al agua limpia y potable. La mayor parte de las personas desplazadas internas han encontrado refugio en casas de familiares o amigos, acentuando así la presión sobre unos recursos de por sí escasos a nivel local. Muchas de las personas desplazadas se encuentran en condiciones muy precarias. El mes pasado, seis personas murieron por diarrea en la isla de Matemo.
Como respuesta ante el rápido deterioro de la situación humanitaria, y tras la petición del Gobierno de Mozambique a todas las agencias humanitarias, ACNUR está ampliando su presencia en la provincia para poder atender de forma más efectiva las necesidades de la población desplazada, que son cada vez mayores. Entre estas personas desplazadas se encuentran muchos supervivientes de la violencia y de violaciones de derechos humanos que necesitan protección y apoyo psicosocial con urgencia.
Muchos de los territorios que actualmente están sufriendo los ataques también resultaron devastados por el ciclón Kenneth en abril de 2019. Unas 160.000 personas sufrieron directamente los daños causados por el ciclón y necesitaban recibir asistencia. En Cabo Delgado, la población también se ha visto seriamente afectada por las recientes inundaciones, que han destruido puentes, complicando así aún más el acceso a alimentos y otros recursos necesarios.
Tomado: Tercerainformacion