El gobierno de Sebastián Piñera adelantó este domingo la hora de verano en dos meses, pero el tiempo político transcurre implacablemente en su contra.
El reloj de la política avanza contra el gobierno y cada día aumenta el rechazo ciudadano al modelo de negocios llamado “industria de la educación”, erigido en la enseñanza superior hace tres décadas por Pinochet y perfeccionado en la educación media durante 20 años de gobiernos de la Concertación de Partidos porla Democracia , a expensas del Estado y de las familias. Piñera hasta ahora ha hecho concesiones mínimas sin ir al fondo del conflicto, como rebajar a 2% los intereses de los préstamos a universitarios –mediante un subsidio en beneficio de los bancos, que seguirían cobrando 5,6%- pero no tiene ningún deseo de sentarse a conversar con los afectados para debatir una transformación radical de una “industria” que enriquece a sus propietarios privados, como lo piden estudiantes, profesores, padres, apoderados y población en general.
El Movimiento por la Educación crece a lo largo de los 4.000 km de este país, pero no se vislumbran propuestas reales de solución a un conflicto que presiona el autismo voluntario –y quizás patológico también- del gobierno, en un país donde cualquier iniciativa legislativa de orden tributario o gravamen al erario público es responsabilidad exclusiva del poder Ejecutivo, no del Congreso, ni del poder Judicial, menos de la ciudadanía. Por eso, el movimiento transversal por la Educación está planteando un plebiscito que defina un nuevo modelo educacional o un “proyecto educativo país” absolutamente opuesto a los designios ideológicos del jefe del Estado, su gabinete de hombres de empresa y los dos partidos de derecha que lo sustentan en un poder cada día más precario.
Puede parecer irreverente burlarse de un Presidente de la República que ha sido castigado por la opinión pública con la caída vertical de su credibilidad. Pero hoy dan risa muchos dichos de Piñera, como su alusión al “maremoto” (vb: mareculo) tras el terremoto y sobre todo sus promesas electorales como ésta de 2008: “Somos partidarios de un sistema mixto de educación financiado por el estado, gratuito y que garantice a todos una educación de calidad” (http://www.youtube.com/watch?v=jRNlCJg3LrQ). Esta alocución de la campaña electoral, enunciada bajo el gobierno saliente de Bachelet, fue subida a YouTube por su comando y está reproducida en numerosas páginas y medios Internet, al igual que otros dichos presidenciales francamente para la risa.
La gran Marcha de la Familia por la Educación realizada durante la jornada del domingo congregó pacíficamente a más de 400.000 personas -según la televisión-, y quizás más de 500.000, entre estudiantes, profesores, padres, apoderados y público general. La manifestación en el Parque O’Higgins de Santiago, de 76,7 hectáreas , culminó con un prolongado festival artístico y demostró que cada día se pliega más y más gente al movimiento por una educación pública gratuita, de calidad, garantizada y financiada por el Estado. La demostración ciudadana fue replicada en las principales ciudades del país, mientras se prepara un paro nacional general por la Educación previsto para el miércoles y jueves.
La reivindicación de los estudiantes dejó de ser una lucha sectorial del alumnado secundario y universitario apoyada por los profesores. Hoy es una bandera que agita más del 80% de la sociedad chilena, según las encuesta CEP y otros sondeos de opinión considerados serios. En definitiva, los chilenos exigen el cambio del actual modelo de “industria de la educación”, que succiona el presupuesto de las familias y absorbe los pocos fondos del Estado asignados al rubro, pero no beneficia a los estudiantes, sino exclusivamente a los dueños del negocio.
Simultáneamente, a las 9 de la mañana del domingo partió desde Santiago una multitudinaria marcha de estudiantes que demorará tres días en llegar hasta la sede del Congreso en Valparaíso, donde arribará al mediodía del martes 23. Los medios de comunicación no han ofrecido información sobre esta caminata, iniciada por unas 500 personas, según la Federación de Estudiantes de Chile (FECH), que agrupa a los alumnos de la Universidad de Chile (www.fech.cl).
tomado Clarin Chile