La violencia sexual en la
guerra es considerada un delito grave y puede ser calificado como de lesa
humanidad por la sevicia que se comete, contra quienes está dirigido y quienes
los cometen. Pese a esto, ningún ejército del mundo está exento de haber cometido
actos crueles e inhumanos, como tampoco han sido juzgados en Cortes
Internacionales.
A pesar, de las graves
denuncias que se han presentado en países como Haití con los cascos azules, en
algunas regiones de África donde este ejército hace presencia, o las tropas
norteamericanas no solo al interior de su ejército sino en países donde estos
hacen presencia, en mayor o menor escala, dejando a su paso no solo destrucción
y muerte sino mujeres niñas y niños violentados sexuales, sin olvidar que el
ejército gringo cuenta con un fuero de inmunidad, quise decir impunidad que va
por el mundo sin que ningún país pueda ejercer justicia.
Casos como el denunciado por
el profesor Renán Vega[i] para la comisión
histórica, ocurrido en Melgar, donde un grupo de marines gringos no solo
violaron a mujeres y niñas, sino que además hicieron video los que se vendían
en las calles de esta región. Pese, a lo aberrante del caso los militares jamás
fueron judicializados en Colombia, por el contrario fueron sacados del país con
el más estricto cuidado.
Hasta el día de hoy en
Colombia no existe una sola orden de extradición de estos violadores, ni
siquiera el gobierno se ha comprometido a investigar el tema a fondo, lo que sí
ha ocurrido es que estas mujeres y niñas han tenido que vivir un martirio, re
victimizadas que huyen por las amenazas que existen sobre sus vidas, quién las
amenaza o porqué, deberían ser temas de la justicia.
Por el contrario, un grupo
de periodistas impúdicos, buscaron la forma de desvirtuar el valioso aporte del
profesor Vega, descreditando las fuentes, sin mayores evidencias, sino las de
congraciarse, con los violadores y los gobiernos de Colombia y EEUU, esto con
el fin de minimizar el hecho y desviar la investigación, objetivo que se
cumplió, hasta el momento el gobierno no ha mostrado como va la investigación,
como tampoco ha refutado la investigación del profesor.
Pero este no es el único
caso de violencia sexual que se ha presentado, no solo en razón del conflicto
armado, sino al margen de este, por miembros de la fuerza pública, son
innumerables los casos relatados por mujeres que han sido víctimas de
batallones enteros que llegan a determinadas zonas, sin que exista un control o
investigaciones, vale decir, que estas mujeres están desprotegidas por lo que
hace imposible que muchas de ellas ni siquiera acudan a una entidad a poner en
conocimiento lo ocurrido, no tienen garantías ni protección.
Por otro lado, están todas
las mujeres y niñas que fueron torturadas sometidas a violaciones reiteradas
por hordas de paramilitares, que se convirtieron en dios y ley de vastas zonas
del país, sin que autoridad alguna se dieran cuenta lo que sucedía en estas
zonas, a pesar, que algunas lograban escapar y dar aviso, la violencia sexual
se ha utilizado por estos grupos, como forma de dominio social, de castigo y
humillación no solo a las mujeres, niñas y niños, sino a todo su núcleo
familiar. Existen testimonios de mujeres que relatan como las niñas eran
vendidas a los paramilitares en las escuelas y colegios de estas zonas, sin
existir un culpable, aunque se conozcan los culpables; caso como la escuela de Charalá[ii] (Santander), siguen en la
impunidad y la rectora que ejercía estas prácticas criminales esta libre.
Lo lamentable es que los
medios de comunicación no investigaron ni sentado su voz de protesta, por el
contrario estas mujeres deben padecer el dolor y la sanción social a la que son
sometidas, no solo en el momento en que alguna de ellas tiene el valor de
denunciar, se encuentra con funcionarios ineptos e ignorantes que no las
atienden con el debido respeto, dignidad y solidaridad. Estigmatizándolas con
las preguntas morbosas y dando a entender que algo estarían haciendo o
vistiendo.
Pese a lo aberrante, estos
temas carecen de una investigación periodística de un análisis más riguroso, la
imparcialidad del periodismo se limita, a contar de forma impúdica, como la
insurgencia de las FARC violentaron a cientos de mujeres que luego fueron
obligadas a abortar. No dudo que estos hechos no se hayan presentado no en la
medida que los medios los han mostrado como actos sistemáticos contra todas las
mujeres que ingresaban a sus filas, si fuera cierto el número de mujeres sería
mínimo y ninguna hubiera escogido ser madre o permanecer por largos años.
Por otro lado, la
insurgencia hace parte de la sociedad y al interior de la sociedad a diario
ocurren casos aberrantes como estos, que en muchos casos son perpetrados por
los mismos familiares o padres, sin que estos casos indignen a políticos ni
medios. Lo que cuesta creer es que en plena época de campaña política, la ultra
derecha que además, tiene una larga estela de sangre y violaciones, ahora
quiera usar como lema de campaña política a estas mujeres.
Mujeres que son violentadas
en público al ser obligadas a contar en un noticiero de radio o televisión las
aberraciones a las que fueron sometidas o en la plaza de Bolívar con un
megáfono, hasta donde la morbosidad de políticos y periodistas ha vulnerado la
dignidad de estas mujeres, quienes tienen que soportar las preguntas que Vicky
o Salud les hacen, con las que lo único que se evidencia es que ellas buscan
indagar, si el Paisa o Alape entre otros son buenos catres o no.
Pero como en época de
campaña todo se vale, no importa utilizar a estas mujeres pobres y humildes con
el propósito de que la FARC como partido político no les arrebate uno solo de
sus votos, ya sabemos que allí reside su negocio, que además deja ingentes
ganancias. Estos casos han ocurrido siempre, pues la guerrilla lleva más de 50
años y hace un año se pactó[ la
paz, porque hasta ahora se ventilan estos temas. Cuesta creer que a las
periodistas les preocupa el bienestar de estas mujeres o peor aún al corrupto
Ordoñez o a la eterna candidata Martha Lucia, entre otros cuantos
inescrupulosos políticos, que se pelean como carroñas quien dio primero la
noticia, bueno no se les puede pedir a estos personajes oscuros que respeten la
dignidad, no saben que es.
El debate sobre la violencia
sexual debería ser abierto y con respeto a todas las mujeres niñas y niños que
han padecido este flagelo, sin que sea considerado un tema de campaña, pero
también se debería invitar a los hombres a participar del debate, sin duda los
culpables deben recibir una sanción judicial y moral, pero no solo los jefes
guerrilleros que cometieron estos delitos sino todos y cada uno de los que han
utilizado la violencia sexual como arma de guerra y satisfacción personal
arropándose con el cobijo que da la impunidad o el fuero que el gobierno ha
utilizado para los militares.
La pregunta es si a los
políticos les importa tanto la dignidad de estas mujeres, por qué han
condicionado la JEP o porque no aprobaron las circunscripciones de paz, para
las víctimas, donde ellas mismas se puedan representar y acudir a los entes
competentes, esto se llama doble moral y carroña humana.
[i] Vega,
Renán Injerencia
de los Estados Unidos, contrainsurgencia y terrorismo de Estado. En https://www.ambitojuridico.com/noticias/informes-de-memoria-historica/constitucional-y-derechos-humanos/los-12-ensayos-de-la