Más de 200 vuelos fueron cancelados este año por la negativa de los pilotos alemanes de transportar refugiados a sus países en Oriente Medio, según reveló ayer la prensa germana y ratificó la mandataria Angela Merkel.
Dichos profesionales no quisieron ser parte de la controversial repatriación de quienes no clasificaron para solicitar asilo en Alemania, puntualmente, a los originarios de Afganistán, territorio declarado «país seguro» pese a la violencia y represión imperantes.
Según explica Huffpost (periódico en línea y blog de noticias), aproximadamente 85 de las negativas a efectuar esos vuelos entre enero y septiembre del 2017 emanaron de la línea aérea germana, Lufthansa, y de su subsidiaria, Eurowings.
De ellas, unas 40 tuvieron lugar en el aeropuerto de Düsseldorf, donde las deportaciones suelen ir acompañadas de protestas de grupos favorables a la inmigración, se agregó.
No obstante, la mayoría de las cancelaciones de vuelos se produjo en el aeropuerto de Franckfurt, el principal de Alemania.
Ante tales hechos, el portavoz de Lufthansa, Michael Lambert, defendió al personal de la aerolínea, que optó por no transportar a los deportados a sus países de origen.
Lambert también señaló que existen motivos «de seguridad».
«La decisión de no llevar a un pasajero es tomada, en último término, por el piloto, caso por caso. Si él o ella tienen la impresión de que la seguridad del vuelo podría verse afectada, debe rehusarse a transportar al pasajero», puntualizó Lambert. Según el funcionario, en algunas ocasiones los pilotos de Lufthansa conversan, personalmente, antes del vuelo con pasajeros que están a punto de ser deportados.
Tomado: Granma