En Estados Unidos, cuando ocurre una masacre como la protagonizada por Stephen Paddock el 1ro. de octubre del 2017 en Las Vegas, se dispara la venta de armas de fuego, una triste realidad que pesa sobre su población.
Las 58 muertes causadas por este jubilado de 64 años, al atacar a más de 22 000 personas reunidas en un concierto de música country, motivaron entonces una airada protesta contra las armas de fuego. Sin embargo, para los magnates que exhiben sus novedades en cualquiera de las tres ferias de armamentos programadas para este 2018 en el territorio de la Unión, este es un negocio serio, un asunto donde se intercambian millones y millones de dólares que ayudan a la economía de Estados Unidos y, por tanto, no renuncian a ello.
Obviando los sentimientos de quienes aún lloran por aquellos que asistieron a esa velada para divertirse y hallaron una muerte horrenda, la industria armamentista de Estados Unidos realizó durante cuatro días su mayor feria anual, precisamente a pocos kilómetros del lugar de la matanza. Pese al asombro e incomodidad de la población, la convención Shot (disparo) se extendió por 20 kilómetros de pasillos, para incrementar una historia que cuenta con más de 40 ediciones, la mitad montada en Las Vegas, según un reporte de la agencia AP sobre las características de este megaevento.
La exhibición contempló productos de 1 700 empresas entre las que tuvieron lugar convenios y transacciones de millones de dólares. Los organizadores –pretendiendo aplacar las lógicas preocupaciones de la población– explicaron que a las muestras, solo puestas a la consideración de fabricantes y vendedores del sector, se les eliminaron los percutores, además de que no había municiones en el lugar.
Más allá de las argumentaciones para llamar a la tranquilidad, destaca en esta ocasión la ausencia de la firma Slide Fire, principal fabricante de los bump stock o automatizadores que permiten disparar con rapidez un arma larga, invento empleado por Paddock en la masacre más grande llevada a cabo por un tirador solitario en la historia reciente de Estados Unidos. Esta empresa, radicada en Texas, no ofreció explicaciones sobre su inasistencia al Shot Show y tampoco ha confirmado su presencia en la Convención Nacional del Rifle.
Aunque los bump stock de la Slide Fire no estuvieron a la vista, en la feria sí estuvieron otros accesorios hechos para facilitarles a sus portadores el tiro rápido y reducir el ruido.
Una semana después del tiroteo de Las Vegas y en medio del debate sobre el control de armamentos, Pensilvania sirvió de sede a la feria Guntoberfest, otra enorme vitrina con similares intereses a los de Shot Show. Además de esta reciente exhibición, para este año ya poseen fecha de realización otras dos reuniones de los hombres de cuello rojo, como les llaman a los líderes de la industria del armamento.
Marine West, dedicada a enseñar los adelantos en el equipamiento militar pesado, hallará asiento en Anaheim los días 7 y 8 de febrero, en tanto del 9 al 11 de abril transcurrirá la tercera de estas convenciones bajo el nombre de Sea Air Space, en Camp Pendleton, base principal del cuerpo de marines en la costa oeste del país.
Según datos aportados por el Centro de Control de Enfermedades de esa nación –encargado también de registrar las defunciones por armas de fuego– por esta vía cada año mueren 33 000 personas; de las 12 000 que perecen por homicidios, las dos terceras partes son afroamericanos, y quienes más protagonizan accidentes fatales se hallan en el rango de 15 a 64 años de edad.
Dos lapidarias sentencias han concebido los propios ciudadanos del país vecino para describir la situación de indefensión a la que se exponen diariamente:
«En Estados Unidos existen más armas que personas… Sus ciudadanos portan armas como cualquiera tiene un florero en su casa».
Tomado; Granma