El Senado de Estados Unidos confirmó esta semana a Gina Haspel como nueva directora de la CIA, pese a las polémicas por su pasado al frente de operaciones de tortura contra prisioneros.
Desde febrero del 2017, Haspel se desempeñaba como subdirectora de la agencia bajo el mando de Mike Pompeo, quien a su vez fue la elección del presidente Donald Trump para reemplazar a Rex Tillerson como secretario de Estado.
Se trata de una funcionaria que ha hecho carrera en la CIA, a la que se unió desde 1985. Según el diario The New York Times, ha pasado la mayor parte de su carrera como agente encubierta.
Mientras dirigía una prisión secreta e ilegal en Tailandia, apodada «sitio negro», Haspel supervisó la tortura de dos sospechosos de terrorismo. Además, su nombre apareció en un cable en el que daba instrucciones para destruir las pruebas en video que documentaban sus interrogatorios.
De acuerdo con los informes revelados por la prensa estadounidense, uno de los sospechosos fue sometido a interrogatorios con agua 83 veces en apenas un mes.
El exagente de la inteligencia estadounidense, Edward Snowden, reveló en su cuenta de Twitter las prácticas ilegales que encubrió la nueva directora de la CIA.
Haspel ordenó personalmente destruir 92 cintas de video que incluían torturas de la agencia de la inteligencia estadounidense. Entre ellas: golpear a una mujer embarazada en el estómago, violar a un hombre que se negó a comer y congelar hasta la muerte a un prisionero encadenado, precisó Snowden.
Su oscuro pasado fue motivo de críticas de líderes políticos y grupos a favor de los derechos humanos en Estados Unidos.
Más de un centenar de generales y almirantes estadounidenses retirados instaron a los legisladores en una petición que rechazaran el nombramiento de Haspel por estar «íntimamente involucrada en torturas».
Tomado: Granma