miércoles, 9 de mayo de 2018

La niñez y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar




El instituto colombiano de bienestar familiar fue creado el 30 de diciembre de 1968, una entidad del Estado que tiene como principal objetivo proteger la niñez y la familia, brinda atención oportuna a la niñez desprotegida o vulnerable y busca restablecer los derechos a los infantes. Esta entidad cuenta con alrededor de 33 sedes regionales y 206 centros de atención en todo el país, con un presupuesto de que oscila 5.3 billones de los cuales 4.9 billones en inversión y 0.4 billones en gastos operativos.

Pese a esto, esta entidad lejos de cumplir sus objetivos es una cuota política, que los políticos en campaña se disputan su dirección. Este botín que representa el ICBF es más apetecido que una vice presidencia de la república, para dirigir el ICBF solo se necesita ser político y estar entre los acuerdos del grupo político que le corresponde asumir su dirección. Por lo, que esta entidad no ha sido ajena a escándalos de corrupción y malos manejos del presupuesto para la niñez, pese a esto, la entidad no ha sido reformada ni acabada como otras entidades de las que se ha comprobado focos de corrupción como el DAS.

Pero, mientras esta entidad ha demostrado su completa negligencia frente a sus funciones, la niñez pobre y vulnerable sigue pagando las consecuencias, se estima que en el país cada hora un menor de 14 años es víctima de un abuso sexual, cada día 3 menores son abandonados en las calles y 2 son asesinados, sin contar los menores que no se escolarizan porque tiene que contribuir con el presupuesto familiar y deambulan por las calles ofreciendo su mano de obra, elementos que son utilizados por adultos que hacen de estos menores su negocio lucrativo, ya sea como vendedores de dulces, trabajos en las ladrilleras y las niñas muchas veces obligadas a la prostitución a corta edad.

Esto no ocurre ni a espaldas de la sociedad ni mucho menos del ICBF, estos menores deambulan por las principales ciudades, donde a diario circulan funcionarios públicos que son indiferentes frente a esta problemática. Por otro lado, están los cuestionamiento sobre las violaciones que han padecido menores en hogares del ICBF, sin que exista un responsables, cuando esta entidad acoge a un menor debe procurar restablecerle los derechos y responder por su bienestar, cosa que el ICBF no hace, cuando deja a un menor al cuidado de estos hogares sustitutos sin verificar siquiera los antecedentes de los que allí viven o trabajan, lo que ha llevado, no solo a que muchos menores sufran maltrato físico, violencia sexual e incluso la muerte, y el mal estado de estos hogares que no les ofrece seguridad.

La falta de seguimiento del ICBF a los menores que son devueltos a sus familias en muchos casos ha llevado a que estos pequeños sufran las peores aberraciones por parte de los adultos, los que muchas veces son sus propios cuidadores o familiares. Pero, esto parece que no le preocupa a la entidad ni al Estado, la violencia a un niño debe llevar a castigos no solamente al criminal, sino a la entidad que no cumplió sus funciones y abandono al menor a su suerte, casos como las niñas violadas asesinadas a golpes, debería tener un rechazo como sociedad e indignar a las entidades que no cumplieron, quién debe responder por el caso de la menor abusada y golpeada y quemada, que el ICBF tenía conocimiento que le habían vulnerado sus derechos y no le hizo seguimiento.

El repudio nacional debe ser también hacia los que permitieron que esta menor y otros cuantos que han muerto de forma atroz, merecen recibir un castigo por su negligencia y no cumplir sus funciones. Casos como los niños Wayuu, quienes están muriendo por falta de atención médica y en estado de desnutrición, deberían tener un responsable y una sanción.

Todo esto se enfrenta a la desidia de la institución y del Estado que aunque la Constitución colombiana consagra el derecho de la niñez por encima de cualquier otros, estos menores son desprotegidos carecen de valor, contrario, los niños que si son importantes para ICBF y todas las entidades incluso para los políticos inescrupulosos son los niños guerrilleros, sobre este tema se hace énfasis para decirle a los ex guerrilleros que entreguen los niños, los demás no suman votos ni pueden votar.

En este momento, a pesar, de los aberrantes casos que se han registrado contra los niños, ningún político ha formulado políticas que busquen proteger a la niñez y su entorno, al paso que vamos a los niños pobres de Colombia les va a tocar pedir medidas cautelares para que les permitan siquiera llegar a los 14 años, sin que sus cuerpos registren huellas de violencia física y mental. Mientras este sea el futuro que les ofrecemos a los menores no podremos superar la violencia ni tan siquiera ser el país más educado, ser menor de edad se ha convertido en una carrera por la supervivencia.