Aunque en este mundo cualquier cosa puede suceder, prefiero pensar que solo se trata de una broma lo divulgado en cuanto a que el presidente estadounidense, Donald Trump, ha sido propuesto para que se le otorgue el Premio Nobel de la Paz.
Un grupo de 18 congresistas del Partido Republicano envió una carta a la presidenta del Comité Noruego del Nobel para nominar a Trump al premio por «su trabajo para poner fin a la Guerra de Corea, desnuclearizar la península de Corea y traer paz a la región».
La historia recoge en el expediente de los Nobel varios casos inauditos a la hora de ser premiados. Pero sería Trump la propuesta más descabellada y, de otorgársele, sería como un tiro de gracia a la Academia noruega.
Al margen de que se le entregue o no, la propuesta refleja cómo se actúa en las élites de poder de Estados Unidos.
Para nada cuentan –solo por poner algunos ejemplos– la ruptura de Trump con el Pacto Nuclear iraní; o la salida del Acuerdo sobre Cambio Climático, anunciada por el magnate en una de sus tantas actuaciones bufonescas, para nada acordes con lo que debe ser un presidente.
¿De qué paz pueden hablar los congresistas que proponen a Trump, el que ordena bombardeos contra Siria causando la muerte a centenares de civiles, entre ellos muchos niños y mujeres?
O más reciente aún, el Trump que, por arrogancia, trasladó la embajada norteamericana a Jerusalén, provocó una masacre israelí contra la población palestina y luego vetó en la ONU una posible resolución de condena al gobierno sionista por la matanza.
Los Nobel, honrados cuando se les conceden a personalidades como la Madre Teresa de Calcuta, el líder sudafricano Nelson Mandela o el luchador por los derechos de los civiles Martin Luther King, perderían definitivamente su razón de ser, de otorgársele al desmerecido Trump.
Solo por lo curioso que resulta, expongo textualmente el argumento de uno de los congresistas, Steve King, quien firmó, junto a otros 17 con igual responsabilidad, la carta solicitando el premio para el actual mandatario.
Cito: «Esto vino a mi mente en la hora, quizá en los minutos después que supe que el presidente Trump había aceptado la invitación de [el líder de Corea del Norte] Kim Jong-un para tener discusiones y negociaciones sobre la desnuclearización de la península coreana». Y agrega: «Pensé, bueno, Barack Obama recibió el Nobel de la Paz y hasta el día de hoy no sabemos por qué, excepto que fue electo presidente de Estados Unidos».
BBC Mundo refiere que al ser consultado esta semana al respecto, el mandatario ensayó una respuesta contenida para alguien como él, que suele destacar y hasta exagerar sus logros.
«Todos piensan eso, pero yo nunca lo diría», respondió sonriente. «El premio que quiero es la victoria para el mundo».
Menos contenidos han estado sus seguidores que gritaron una y otra vez ¡Nobel! en un acto público de Trump días atrás en Michigan, o su abogado Rudy Giuliani, quien declaró haber asegurado al magnate presidente: «Vas a obtener el premio Nobel de la Paz».
El final de esta película de horror y misterio puede ser el Premio Nobel para Trump o simplemente una trompetilla mayor para quienes lo propusieron… una muestra de chiste de pésima factura.
Tomado: Granma