Por ello se les exige llevar niqab, una pieza de ropa que cubre todo el cuerpo, o hiyab, un pañuelo que cubre la cabeza y el pecho.
Los carteles con estas exigencias provocaron furiosas protestas de las kurdas, que son en su mayoría musulmanas pero tienen una tradición secular. La ONU estima que unos 143.000 kurdos permanecen en el enclave.
Los carteles fueron retirados pasados unos días por la policía militar turca, pero no es más que un eslabón en la cadena de presión hacia las mujeres kurdas para aceptar su estatus de ciudadanas de segunda, asegura The Independent.
Gulistan, una maestra de 46 años de Afrín, declaró al medio británico que el objetivo de lo que ella describió como "la campaña del uso del hiyab" es forzar a las mujeres a permanecer en sus casas y no participar en la vida pública, tal y como han hecho tradicionalmente.
La demanda de que las mujeres kurdas, que son en su mayoría musulmanas suníes, usen el hiyab o el niqab proviene de colonos y rebeldes con creencias islámicas fundamentalistas que fueron forzados a abandonar Guta Oriental por el Ejército sirio.
La situación actual en la ciudad siria de Afrín, dominada por los turcos, sigue siendo bastante tensa desde que Ankara tomó el control del lugar tras una operación de tres meses contra las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG) y el Partido de la Unión Democrática (PYD).
Anteriormente, la organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) denunció que los miembros del llamado Ejército Libre Sirio se apropiaron o destruyeron bienes de la población kurda en el cantón de Afrín, al noroeste de Siria.
Tomado: tercerainformacion