El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha anunciado este lunes que subirá en cien euros al mes el salario mínimo y que bajará impuestos a los pensionistas y a los trabajadores, en un discurso en el que trató de responder a las demandas del movimiento de los “chalecos amarillos”.
Macron reconoció que sus palabras “han herido a algunos” en el pasado y consideró justificado el descontento que ha provocado las protestas, por lo que anunció que decreta un “estado de emergencia económico y social” con el objetivo de abrir un debate nacional que permita alcanzar “un nuevo contrato social”, en respuesta a la ola de protestas que ha puesto en jaque a su Gobierno.
El mandatario galo compareció en un mensaje a la nación tras reunirse durante cuatro horas con sus principales ministros, los sindicatos y la patronal para explorar una solución a las revueltas que comenzaron hace un mes contra la subida del impuesto sobre los combustibles y que han ido aumentando hasta reclamar cambios profundos en política y economía.
Macron indicó que el aumento del salario mínimo (que en la actualidad es de 1.498 euros brutos) entrará en vigor en 2019 “sin que le cueste nada al empleador” y añadió que las horas extraordinarias estarán exentas de impuestos y cargas también a partir del año que viene.
En un alocución televisada de 13 minutos de duración, admitió que el país afronta “un momento histórico” y pidió a las grandes empresas que participen en el esfuerzo necesario para cambiar la situación. El mandatario solicitó además a los empresarios “que puedan” que entreguen a sus empleados una prima de fin de año que también quedará exonerada.
Asimismo, recalcó que los jubilados que ganen menos de 2.000 euros mensuales verán anulada la subida de la Contribución Social Generalizada (CSG), un impuesto proporcional sobre los ingresos profesionales o de capital que financia la Seguridad Social. Por el contrario, no aceptó reinstaurar el impuesto sobre la fortuna (ISF), que lo pagaban aquellos con un patrimonio neto imponible superior a los 1,3 millones de euros y que fue sustituido por un impuesto sobre la fortuna inmobiliaria (IFI).
“Queremos una Francia donde una persona pueda vivir dignamente de su trabajo. Pido al Gobierno y al Parlamento que hagan lo necesario”, concluyó sobre el conjunto de medidas previstas, que fueron acompañadas de una condena a los actos de violencia registrados en las protestas.
La CGT y los políticos rechazan las medidas de Macron
La Confederación General de Trabajadores (CGT), el principal sindicato de Francia, ha rechazado el paquete de medidas comunicado por Macron y ha anunciado que se unirá al movimiento de protesta en la manifestación convocada para el viernes. El secretario general de la CGT, Philippe Martinez, ha considerado insuficientes las medidas y ha llamado a “la movilización conjunta con los ‘chalecos amarillos'”.
La respuesta de Macron a las peores manifestaciones sufridas por su Gobierno tampoco ha contentado a la clase política. Líderes de izquierda y derecha han cargado rápidamente contra el inquilino del Elíseo, según informa el diario francés Le Figaro.
“Se cree que una distribución del dinero podrá calmar la insurrección ciudadana”, ha dicho el dirigente de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, augurando que no será así porque “una parte considerable de la población no se verá afectada por ninguna de esas medidas”. “Solo son buenas intenciones sin respuestas”, ha reprochado.
La líder ultradrechista Marine Le Pen, por su parte, ha interpretado las palabras de Macron como un paso hacia atrás para “saltar mejor”. “Abandona algunos de sus errores fiscales, y eso es bueno, pero se niega a admitir” que se está enfrentando a su propio modelo: el de “la globalización salvaje” y “la inmigración masiva”.
El centrista Benoit Hamon ha considerado igualmente que Macron “se ha movido muy poco” desde sus postulados iniciales y ha advertido de que la mejora salarial que ha prometido saldrá de las arcas de la seguridad social, no de mayores impuestos para las rentas altas. “Estábamos esperando un gran gesto para poner a los bancos, a las empresas contaminantes y a los grandes accionistas a contribuir a la financiación de la transición ecológica. Nada”, ha lamentado en Twitter.
Tomado: tercerainformacion