En los últimos tiempos los territorios de África y Oriente Medio se han convertido en escenario de serios conflictos armados y base de operaciones de varios grupos terroristas, lo que ha provocado que el mundo se preocupe por esta situación y su crecimiento hacia otros lugares.
El terror es su estrategia, la religión una de sus justificaciones, a la que se suman la desigualdad, los conflictos internos de esas naciones y los intereses de Occidente sobre los recursos naturales de la región.
El Estado Islámico, Al Qaeda, Boko Haram y Al Shabah atemorizan la región y al mundo con sus atentados. Estos cuatro grupos yihadistas son los más activos en la actualidad.
Los principales expertos en el tema coinciden en que rara vez hay una relación directa entre las creencias religiosas y la conducta violenta. Más bien el terrorismo surge generalmente de una red compleja de factores como los anteriormente expuestos.
Estas agrupaciones defienden una corriente extremista dentro del pensamiento islámico (a la que se le ha denominado yihadismo), que exige el uso de la violencia con el fin de acabar la influencia no islámica en tierras tradicionalmente musulmanas y establecer un gobierno que se rija por su interpretación de la ley islámica o Sharia.
Esta ley es un cuerpo de derecho y un código de conducta que abarca los mandatos de Alá referidos a las acciones de los hombres. Establece los deberes religiosos, políticos, privados y públicos de los creyentes.
Esta ordenanza ha sido instituida como ley por ciertos Estados. En esos casos, los tribunales de justicia se organizan como tribunal islámico y velan por su cumplimiento. Muchos países del mundo árabe y partes de África, aunque no se hayan definido de forma completa como Estados islámicos, han adoptado parcialmente en sus legislaciones elementos de la Sharia.
Según los yihadistas, los musulmanes deben apoyar una visión del Islam que esté dispuesta a luchar —y morir— para acabar con la humillación, opresión y persecución “impuesta por Occidente”.
Además, otro de los factores complejos constituye que los brazos armados de estos movimientos se aprovechan del vacío de poder que viven estas regiones de Oriente Medio y África para desarrollar sus prolongaciones.
La mayor parte de estos grupos armados utilizan el corredor natural que ofrece el desierto del Sahel, por donde se trafican municiones, armamento, entre otros, lo que crea un arco de inestabilidad que se extiende desde Sahara Occidental a Somalia, donde operan los principales grupos extremistas antes mencionados.
El movimiento islamista de Al Qaeda, el auge de las corrientes salafistas y el vendaval de las revoluciones, como la llamada Primavera Árabe que se extendió por varios países del norte del continente africano y Oriente Medio, ocurridas entre el 2010 y el 2013; provocaron que se creara en África y Oriente Medio una distorsión cada vez más radical y agresiva del Islam, con una impronta más sectaria e intransigente.
ZONAS DE CONFLICTOS