El 18 de julio del año 1936, un grupo de generales liderado por Francisco Franco dio un golpe de Estado en España contra el Gobierno de la República que acabó con la democracia en el país. Un día antes —el 17 de julio de 1936— los militares de la guarnición de Melilla fueron los primeros en sublevarse. Durante muchos meses, los altos mandos del Ejército español —Francisco Franco, Emilio Mola y Gonzalo Queipo de Llano— habían estado organizando el golpe de Estado contra el Gobierno legítimo del país y la sublevación acabó triunfando en Galicia, Navarra, Castilla-León y algunas ciudades, pero no consiguió triunfar en la mayoría del país y los grandes centros urbanos se mantuvieron fieles al Gobierno democrático.
El fracaso parcial del levantamiento militar condujo a España a un enfrentamiento entre el ejército sublevado, una parte del ejército que se mantuvo fiel al gobierno republicano y muchos voluntarios y civiles, que habían optado mayoritariamente por apoyar un gobierno de izquierdas en las elecciones celebradas en febrero del año 1936.
La ayuda de Hitler y Mussolini
Las tropas sublevadas recibieron entonces el decisivo apoyo del fascismo europeo y Adolf Hitler y Benito Mussolini enviaron recursos y tropas para ayudar a los golpistas. Los aviones alemanes fueron los primeros de la historia en realizar un puente aéreo para unir el Marruecos español con la península ibérica. Aquellos vuelos fueron vitales para transportar tropas golpistas y al propio Franco a las zonas de conflicto.
Fueron también estos aviones los que arrasaron la ciudad de Guernica, en el País Vasco, en 1937 —en ese brutal ataque se inspira el famoso cuadro de Picasso llamado ‘Gernika’—. La aviación italiana, por su parte, se hizo tristemente célebre por sus bombardeos sobre Barcelona.
Estos dos ejemplos constituyeron un ‘campo de pruebas’ de las tácticas de guerra que se usarían durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la población civil pasó a ser uno de los objetivos de las tropas en contienda.
La salvaje represión
El bando golpista consiguió crear una atmósfera de terror persiguiendo y masacrando a los partidarios y simpatizantes de izquierda y una vez terminada la guerra, con la victoria de los militares fascistas sobre el Gobierno republicano, se inició una nueva etapa de represión salvaje encargada de literalmente eliminar y perseguir a todos aquellos que no se consideraran ‘afectos al régimen’.
El 9 de febrero de 1939, los franquistas promulgaron La Ley de Responsabilidades Políticas, un documento según el cual todos los que habían colaborado con el gobierno legal español e incluso los que pasivamente le habían mostrado su apoyo podían ser condenados.
Además, al final de la guerra, en el territorio español aparecieron numerosos campos de concentración donde los vencidos tuvieron que vivir bajo duras condiciones sufriendo el maltrato, los trabajos forzosos y las ejecuciones. Muchas de las víctimas del franquismo fueron enterradas en fosas comunes esparcidas por todo el territorio del país, muchas de las cuales todavía continúan en sus lugares.
Cuarenta años de dictadura
En los primeros años de la posguerra Franco se convirtió en uno de los dictadores que más poderes había concentrado en sus manos —se autonombró no solo jefe de Estado, sino también líder del partido único del país y ‘generalísimo’ del Ejército—.
Asimismo, los sindicatos de trabajadores fueron prohibidos y reemplazados por un sindicato dirigido por el Gobierno. El uso de los idiomas distintos al español como el catalán, el gallego y el euskera pasó a estar prohibido y los medios de comunicación también fueron sometidos a un férreo control por parte de las autoridades franquistas. La dictadura también otorgó amplias facultades a la Iglesia católica, transformándola en uno de los pilares del régimen.
El posfranquismo
Desde los años 70 la política franquista empezó a atravesar momentos de debilidad que culminaron con la muerte de Francisco Franco, que falleció el 20 de noviembre de 1975, a los 82 años de edad, debido a su edad avanzada. Su muerte dio paso al inicio de la Transición hacia la democracia, pero el franquismo dejó una huella imborrable en la historia contemporánea de España.
En la actualidad, la Guerra Civil y el franquismo siguen siendo temas de discusión. La mayoría de la sociedad considera que la dictadura convirtió a España en un país aislado del resto del mundo y con una mentalidad retrógrada, pero aún hay personas que consideran que Franco fue un ‘salvador de la patria’.
Los agrios debates políticos que suscitó la aprobación de la llamada Ley de la Memoria Histórica —del año 2007— son una muestra de la polaridad que todavía hoy genera este tema en la sociedad española.
Sputnik
Tomado: LibreRed.net