La formalización de los
acuerdos que se firmaron en Cartagena según lo estableció la Corte, se daría
por un plebiscito el cual ratificaría o rechazaría lo acordado, es de entender
que en la cultura política colombiana, la participación en las urnas es muy
limitada y en muy pocas ocasiones se ha convocado a un plebiscito. Es decir,
los ciudadanos le restan importancia y no le encuentran beneficio, sin olvidar
que estos acuerdos ya habían sido protocolizados frente a la Comunidad
Internacional.
Por otro lado, está la poca
difusión que han tenido los Acuerdos, el gobierno está obligado a difundir los
Acuerdos y en este mismo sentido establecer unas bases con las cuales de inicie
una pedagogía con miras a que todo ciudadano entienda unos mínimos de lo
acordado en la Mesa. Elementos que fueron sobrevalorados por el gobierno lo que
incidió no solo en los resultados sino en el poco interés que ha resultado para
una amplia mayoría la participación.
En esta misma línea se
encuentra la campaña del NO, reconociendo la poca importancia que el mismo
gobierno le dio a los Acuerdo inició una campaña de desprestigio con respecto a
lo acordado, llevando incluso a plantear un tema desconocido como ha sido la “ideología
de género” o la dictadura homosexual, elementos que no existen en los Acuerdos
o en la realidad, hasta ahora no se conocen los efectos de una dictadura
homosexual, más allá de lo sucedido en la Alemania nazi.
Los argumentos que tanto
exigieron los de la campaña del NO, no se conocieron más allá de la cárcel para
miembros del Secretariado, se le olvida a los promotores del NO, que estos
mismos estaban pidiendo cero cárcel para paramilitares y participación
política, muy entusiasmados recibieron a Mancuso y compañía en el Congreso,
congreso que el mismo jefe paramilitar afirmo que el 35% era de su gente.
En este mismo sentido se encuentra
la Reforma Agraria, que vale decir, este tema sigue siendo muy tímido frente a
las necesidades del pequeño agricultor y beneficioso para los terratenientes e
industriales, los cuales se han adueñado de gran cantidad de tierra no solo
mediante engaños, sino a sangre y fuego, por lo que un tribunal especial para
la paz, sin duda tendría que tomar decisiones con respecto a estos criminales
que posan como hombres de negocios y empresarios. Pese a esto, ningún proceso
de paz que pretenda transformar el país puede pasar por alto, un tribunal de la
Verdad, se estaría dando píe a que los mismo criminales sigan con su accionar
violento.
Así mismo, Uribe y sus investigaciones sobre
paramilitarismo, pese a tener un fuero, que lo protege frente a condenas, no
puede eludir su responsabilidad por hechos violentos ya sea por acción u
omisión, como también Santos por caso como los mal llamados falsos positivos
entre otros temas.
Esto puede explicar en
alguna medida el por qué a la extrema derecha un proceso de paz no le beneficia
sino por el contrario, perjudicaría los intereses de los sectores que se han
enriquecido con el conflicto y han hecho de la guerra el negocio más rentable.
Para ello, fue importante
generar pánico, entre una sociedad que no entiende ni encuentra el vehículo adecuado
para salir de la ignorancia a la cual se ha condenado, temas como el
castrochavismo que no sabemos que es o para que sirve se tomaron la agenda del
NO.
O el argumento recalentado
de la polarización al interior de la sociedad, para aquellos que desconocen la
historia nacional, debo decir, que la sociedad colombiana hace más de 60 años y
por estrategia política para tomarse el poder, las élites iniciaron una campaña
de desprestigio frente a los colores políticos, lo que llevó a que los campos
se tiñeran de sangre, sin que para ellos, existiera la más mínima condena o
rechazo eso les ha permitido seguir en el poder, al que se siguen aferrando
combinando todas las formas de violencia.
El
plebiscito
Uribe como sagaz culebrero
ha pregonado que Santos le va entregar al país a las FARC, desconociendo que en
su gobierno, unos cuantos por no decir todos han sido investigados y llevados a
la justicia no precisamente por estar cogiendo café, o estar cumpliendo con sus
obligaciones democráticas.
Pero vayamos al punto, el
triunfo del NO le confiere una legitimidad del 0.43% frente al SI, lo que
obliga al gobierno a abrir espacios para que estos entren a discutir algunos
modificaciones a los acuerdos, no a cambiarlos ni a ponerle condiciones a la
Mesa, los acuerdos tienen carácter vinculante frente a la Comunidad
Internacional, por lo que temas como justicia, están siendo mirados con lupa
por la CPI.
No es de extrañar que Uribe lo
que no pudo en el campo de batalla ahora quiere lograrlo en la Mesa, su
política de seguridad democrática, apoyada por paramilitares y gringos, donde
la guerra fue el factor que determinó su gobierno, no logró acabar con la
insurgencia y ahora pretende vía negociación acabarla.
Por ello, en modo sarcástico
afirmó hace unos días “que si odiara a las FARC hubiera dejado que los
paramilitares las acabaran” desconociendo u olvidando como es su caso, que los
paramilitares según lo han demostrado diversos estudios eludían el combate a
los guerrilleros, salvo en muy pocas ocasiones se enfrentaron y esto lo
hicieron en connivencia con fuerza pública, sus modalidades de terror ha sido
siempre las masacres, desapariciones entre otras formas de violencia contra
comunidades enteras.
Pero no todo le salió bien
en su campaña por el NO, al perder el SI, con un margen tan estrecho le
confiere la misma legitimidad a los del NO, es decir, se debe tener en cuenta a
este otro sector social. Por su campaña basada en mentiras tendrán que empezar
a explicar de qué se trata sus objeciones. Los uribistas le apostaban no a
ganar sino a perder con un margen similar al que ganaron y utilizar este
argumento para torpedear los acuerdos, desde ya había anunciado que los
acuerdos iban a ser rechazados en un eventual gobierno. Por lo que ahora deben
converse al elector que sus objeciones eran altruistas y pensando en un
proyecto de país, el cual no ha existido para la élite.
Sin olvidar a Santos quien
pensaba que la insurgencia no mantendría su palabra, sino que frente a los
resultados se retiraba a sus campamentos a prepararse para otros 50 años de
guerra, como eso no paso ahora la amenaza. Entiéndase Santos fue derrotado en
las urnas y amenaza a la insurgencia con levantar el cese al fuego, no se
supone que firmaron un acuerdo del cese bilateral del fuego definitivo, que poca palabra tiene, no debió invitar a la
Comunidad Internacional a semejante show, después lo tildan de ignorante.
El argumento que las FARC
miente parece que quedo desvirtuado, ahora no se puede decir que son los que
quieren seguir la guerra, falta esperar si EEUU, sigue patrocinando la guerra y
vendiendo armas, ahora que va a decir. Si los colombianos tomamos la decisión
de seguir matándonos les pedimos a los países que no le vendan armas a
Colombia.