Tras cinco años del asesinato del líder libio Muammar Al Gaddafi, aquel 20 de octubre de 2011, Libia es un país sumergido en el caos y tierra fértil para el terrorismo.
La guerra se adueña de esta nación del norte de África, convertida en bastión de los grupos yihadistas en esa zona del continente.
El hecho de que cinco años después del asesinato de Gaddafi cazas estadounidenses estén combatiendo a una milicia terrorista demuestra que la intervención de la OTAN en el país no tuvo el resultado que habían imaginado sobre todo París, Washington y Londres.
En la actualidad, Libia tiene tres gobiernos: dos en la capital, que compiten por el liderazgo en el oeste del país, y otro en Tobruk, que domina las regiones del este y controla los principales recursos petroleros.
De los dos en Trípoli, el primero se formó tras un fallido acuerdo de paz auspiciado por la ONU y firmado en diciembre por miembros del antiguo gobierno de la capital y una pequeña parte del Parlamento desplazado en Tobruk.
Pese a que cuenta con el pleno apoyo de Naciones Unidas, Estados Unidos. y la Unión Europea, carece de respaldo popular y de la legitimidad que le tiene que proporcionar la citada Cámara.
Gaddafi y la Revolución Verde
Muammar Al Gaddafi lideró Libia desde 1969, cuando derrocó la monarquía del rey Idris, quien se encontraba en Turquía. Se instauró un Consejo de la Revolución que declara al país musulmán, nasserista y socialista.
La Revolución Verde, como fue conocido el movimiento, emprendió una reforma agraria, sistema de seguridad social, asistencia médica gratuita y participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas del Estado. Libia se convirtió con Gaddafi en el país africano con mayor ingreso per cápita.
Economía en crisis
“La economía libia está derrumbándose”, alertó recientemente el Banco Mundial (BM). Los conflictos militares y políticos que azotan Libia impiden explotar sus recursos petroleros y han dejado la economía al borde del abismo. Los campos petroleros sólo producen una quinta parte de su capacidad, un promedio de sólo 335.000 barriles por día en el primer semestre.
Las pérdidas acumuladas en términos de ingresos petroleros están estimadas en más de 100.000 millones de dólares desde el comienzo de 2013, según el director de la Compañía Nacional del Petróleo (NOC), Mustafá Sanalla. Los ingresos del sector cayeron a su nivel histórico más bajo durante los siete primeros meses del año.
La crisis económica afecta los bolsillos de los libios. De acuerdo con el BM, se ha producido “una pérdida considerable del poder adquisitivo”, con un aumento del 31 por ciento en los precios de los alimentos durante el primer semestre del año.
Tomado: LibreRed | VTV