Donald Trump utilizó su primer discurso ante la Asamblea General de la ONU para dejar en claro que Estados Unidos no tiene más remedio que “destruir totalmente” a Corea del Norte. Trump dijo que no tendrá opción de recurrir a tales acciones si Pyongyang no le pone fin al desarrollo de su programa de armas nucleares.
En quizás la parte más llamativa del discurso fue cuando Trump dijo que a menos que Corea del Norte retrocediera, “no tendremos más remedio que destruir totalmente a Corea del Norte”. Por la distribución de asientos del Salón de la Asamblea General de la Sede de Nueva York, Corea del Norte estaba sentado a la vista de Trump, en la primera fila. Sin embargo, el alto diplomático de la nación aislada dirigida por Kim Jong-un abandonó la sala justo antes del discurso del mandatario estadounidense.
En una referencia a Kim y un tuit que había enviado el fin de semana, el presidente de Estados Unidos afirmó que el líder norcoreano parecía determinado a elegir un camino de autodestrucción. “El hombre cohete está en una misión suicida para él y para su régimen”, dijo.
Los murmullos llenaron brevemente el vestíbulo cuando Trump se refirió a por un apodo, algo sin precedentes en la organización mundial. Dijo que la búsqueda de Corea del Norte de armas nucleares y misiles balísticos “amenaza al mundo entero con un costo impensable de la vida humana”.
En lo que puede haber sido una velada crítica a China, el principal socio comercial del Norte, Trump dijo: “Es indignante que algunas naciones no sólo comercien con ese régimen, sino que lo armen, lo suministren y le den apoyo financiero a un país que pone en peligro al mundo con conflictos nucleares”.
En un discurso que parecía estar dirigido tanto al Estados Unidos profundo como a los líderes mundiales que lo escuchaban, Trump dedicó gran parte de alocución al tema del programa de armas nucleares de Corea del Norte, algo que su predecesor, Barack Obama, advirtió que probablemente fuera su desafío más duro a la política exterior. Dijo que el aumento de pruebas de Pyongyang de misiles intercontinentales y cargas nucleares, “amenaza al mundo entero con una pérdida de vida impensable”.
“Si los muchos justos no se enfrentan a los pocos perversos, el mal triunfará”, dijo mientras llamaba al régimen de Kim “depravado” y detalló varias violaciones flagrantes a los derechos humanos incluyendo la muerte de Otto Warmbier, estudiante universitario estadounidense de 22 años.
Poco antes del discurso de Trump, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, apeló desde el atril de la Asamblea General para que la política estadounidense evitara la guerra con Corea del Norte. “No debemos caminar hacia la guerra como sonámbulos”, dijo Guterres, ex primer ministro de Portugal.
El discurso de Trump había comenzado como una defensa de sus políticas de “América Primero”, pero luego se dirigió a lo que llamó naciones “rogue” o guerreras, atacando a Irán y Venezuela. El presidente calificó el acuerdo nuclear de 2015 negociado por su predecesor Barack Obama y varias potencias mundiales como una vergüenza e insinuó que no puede recertificar el acuerdo cuando llegue el plazo a mediados de octubre. “No creo que hayan oído lo último de eso”, dijo.
Llamó a Irán un “estado corrupto económicamente agotado” que exporta violencia y lo calificó de “régimen asesino”. Denunciando la “dictadura” del líder venezolano Nicolás Maduro, Trump calificó la situación de colapso en el país de “completamente inaceptable” y dijo que Estados Unidos no puede quedarse parado y mirar. Advirtió que Estados Unidos estaba considerando qué acciones adicionales podría tomar.
La mayor parte de los comienzos del discurso de 41 minutos tuvo como objetivo establecer una política exterior estadounidense encaminada a degradar las burocracias mundiales, basar las alianzas en intereses compartidos y apartar a Washington de los ejercicios de construcción de las naciones en el extranjero.
Trump, quien entró en la Casa Blanca hace ocho meses, dijo a la Asamblea de 193 miembros que Estados Unidos no trata de imponer su voluntad a otras naciones y respetará la soberanía de otros países antes de atacar los peligros del socialismo en relación a Venezuela y Cuba.
Dijo que Estados Unidos necesitaba cuidar a sus propios ciudadanos: “Siempre voy a poner a Estados Unidos primero, igual que ustedes, como líderes de sus países siempre pondrán y siempre deberían poner a sus países en primer lugar”.
“Defenderé los intereses de Estados Unidos por encima de todo”, dijo. “Pero al cumplir nuestras obligaciones con otras naciones, también nos damos cuenta de que es en interés de todos buscar un futuro donde todas las naciones puedan ser soberanas, prósperas y seguras.” Como parte de esa visión, pidió una reforma de la ONU. Durante la campaña electoral, Trump denunció con frecuencia a la ONU, diciendo que era mala para la democracia y despilfarraba dinero público. En un tweet de diciembre de 2016 dijo que era “sólo un club para que la gente se reúna, hable y se divierta”.
En su primera reunión en la ONU el lunes, Trump había dicho que “en los últimos años las Naciones Unidas no han alcanzado su pleno potencial debido a la burocracia y la mala gestión”. Ayer, instó a los miembros a cumplir con sus obligaciones financieras, al reiterar su compromiso de reformar la organización. Al mismo tiempo, enfatizó que Estados Unidos “sería siempre un gran amigo del mundo y especialmente de sus aliados”.
“Todos los líderes responsables tienen la obligación de servir a sus propios ciudadanos. El primer deber de nuestro gobierno es para con su pueblo. En asuntos exteriores estamos renovando este principio fundacional de soberanía “, afirmó el Presidente, recordando varias veces al ex presidente Woodrow Wilson y al Plan Marshall, que ayudó a la reconstrucción de Europa Occidental después de la Segunda Guerra Mundial. La atrevida retórica de Trump resultó “embarazosa”, dijo el doctor Stephen Saideman, experto y profesor de la Universidad de Carleton de Canadá.
* De The Indepedent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
Tomado. Pagina/12