En el año 2016 un total de 815 millones de personas de la población del planeta sufrieron hambrunas sin que este dato se haya visto reflejado en la mayoría de los medios de comunicación occidentales.
Según indica la Organización Mundial de la Salud, el año pasado creció el hambre en el mundo un 38% alcanzando al 11% de los habitantes.
Este terrible aumento ha roto de manera dramática la trayectoria descendente de los últimos 15 años.
Han crecido tanto el número de personas subalimentadas como las que padecen hambre crónico. Un total de 155 millones de niños sufren de malnutrición provocándoles, a los menores de 5 años, un retraso en el crecimiento.
El informe de la OMS ‘Estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2017’, concluye que el aumento de las guerras y el cambio climático está haciendo que el hambre se dispare.
Gracias a los esfuerzos de la comunidad internacional, entre los años 1990 y 2015 disminuyó a la mitad la población mundial malnutrida.
Según la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, este terrible aumento de las guerras haría imposible acabar con el hambre, según fijó como fecha límite el año 2013 la Agenda sobre el Desarrollo Sostenible de 2015 de la ONU.
Según un informe de UNICEF, cada año mueren en el mundo 5,6 millones de niños por falta de comida o de agua potable, un auténtico genocidio alimentario encubierto por la prensa.