El reciente anunció de Iván Márquez,
jefe negociador de los acuerdos de paz en La Habana, de volver a tomar las
armas, demuestra el incumplimiento que el Estado le ha venido haciendo al
Acuerdo y la falta de garantías legales para la incorporación de los antiguos
guerrilleros.
En Colombia han existido
varios procesos de paz, en distintas épocas, con acuerdos de paz, participación
de ex guerrilleros en el ejercicio político, entrega de armas y desmovilización.
Pese a estos procesos de paz, la desmovilización total de los ex guerrilleros
no ha sido posible, igual que el proceso de paz que firmo Uribe con los
paramilitares, estás estructuras siguieron ostentando el poder en los mismos
lugares, el asesinato y desplazamiento que caracterizo el accionar paramilitar
sigue vigente, se estima que operan en más de 260 municipios.
Uno es el proceso de paz se
firmó con las FARC, la guerrilla más antigua del continente, quienes, en unos diálogos
de paz ubicados en La Habana, con el gobierno acordaron una hoja de ruta, la
cual quedo plasmada en un acuerdo para la terminación del conflicto, pese a que
se firmó en Cartagena el 26 de septiembre, frente a los gobiernos de la región,
los países garantes, el secretario de la ONU.
Este proceso de paz, se acordó
con el Estado, el gobierno de Santos, congraciándose con las élites políticas
ultraderechistas, les dio poder de negociación, con la convocatoria de un plebiscito,
que tuvo lugar el 2 de octubre, donde la extrema derecha, desarrollo toda una
campaña sucia en contra de la aprobación de los acuerdos de paz, desinformando y
creando escenarios, donde incluso plantearon la toma del poder, por parte de
las FARC.
Al quedar el Acuerdo de paz en
manos de la derecha, estos aprovecharon para desvertebrar lo acordado y
acomodarlo a su beneficio, luego de la modificación del acuerdo se firmó un Acuerdo
el 24 de noviembre, este quedo en manos del congreso quienes deberían ratificar
lo acordado, en este proceso paso igual, el Congreso y la Corte, modularon los
acuerdos, se puede decir, que fueron estos los que finalmente hicieron un
acuerdo a espalda de las FARC y con la complacencia del gobierno.
Para el gobierno lo importante
no era empezar a implementar lo acordado, sino que la insurgencia se
concentrara en zonas ubicadas en algunas áreas rurales y en un periodo de menos
de 4 meses, estas hicieran la entrega de armas a la ONU, luego de este proceso,
los guerrilleros se encontraron solos, enfrentados al incumplimiento de lo
pactado y a la ausencia de los jefes, quienes ya se habían trasladado a Bogotá.
En este momento de
incertidumbre para los guerrilleros de base, se inicia una segunda fase, que es
la muerte de varios de los integrantes, incluso la muerte del guerrillero Dimar
Torres a manos del ejército quienes, además, planearon enterrarlo en una fosa,
hasta el momento no se sabe como va la investigación sobre este caso.
Por su parte, las FARC
convertidas en partido político, empiezan a reflejar fracturas internas, en su asamblea como partido político, el liderazgo
de Timochenko jefe del secretariado quedo entredicho, en la votación quedo de
presidente del partido Iván Márquez,
pese a esto, Timochenko siguió en la presidencia del partido, la detención de
Santrich y la incertidumbre por la falta de aprobar la Justicia Especial de Paz
(JEP), dieron como resultados que algunos miembros desmovilizados de la
guerrilla, iniciaran su transito a la clandestinidad nuevamente, sin olvidar
que hubo algunos frentes, después de la décima conferencia que se retiraron del
proceso de paz.
El anuncio de Iván Márquez de
volver a las armas, es producto del incumplimiento por parte del Estado de lo
acordado, el desconocimiento que el nuevo gobierno de Uribe hace de lo pactado
y el intento fallido del congreso de modificar la JEP, frente a esta
incertidumbre, el pedido de extradición de Santrich, un grupo de guerrilleros
decidieron volver a la clandestinidad.
Lo que resulta paradójico, es
que los jefes guerrilleros que se declararon en armas, son quienes le habían
trabajado con más entusiasmo al proceso de incorporación, todos ellos habían iniciado
procesos productivos, sin el apoyo del gobierno; casos como Romaña, quien tenía
cultivos de pan coger en la zona de Tumaco, tuvo que salir por amenazas contra
su vida, de regreso al Meta, inicia la producción de girasoles (https://www.elespectador.com/colombia2020/territorio/romana-ahora-es-agricultor-y-pide-que-lo-dejen-trabajar-articulo-856722),
Walter Mendoza (https://www.elespectador.com/colombia2020/pais/el-hombre-clave-de-las-farc-en-el-futbol-articulo-855633), fue
tal su entusiasmo por la paz, que incluso llego a formar un equipo de fútbol,
con jóvenes guerrilleros que le
apostaron al deporte y así de esta forma, llevar el deporte y la paz, a las
comunidades, la producción de café, con cultivos que organizaron en la zona
veredal de la Elvira. El Paisa, también estuvo coordinando proyectos, el
hidrotornillo (https://pacifista.tv/notas/unico-proyecto-productivo-que-funciona-exguerrilleros-farc/) en
la zona veredal de Miravalle, ha sido el único proyecto productivo exitoso.
Al analizar estos casos,
encontramos que los que más se comprometieron con la implementación del Acuerdo,
generar ideas y proyectos productivos; son quienes decidieron volver a tomar
las armas, por el incumplimiento del Estado y la poca capacidad que ha mostrado
la JEP, que no tuvo dientes para decidir sobre caso Santrich, a pesar de no
existir pruebas que lo incriminaran, es uno de los colombianos que fue detenido
sin que existiera delito alguno y mantenido en prisión por más de un año.
Frente a esto y luego de ver
la falta de liderazgo de Timochenko, cabe la pregunta, los congresistas del
partido FARC, que han hecho en torno a la paz, como les han respondido a la
guerrillerada que se quedó en estas zonas, que los proyectos productivos no
llegaron.
Los jefes del antiguo
secretariado tienen proyectos que mostrar, cuales han sido sus contribuciones
no solo al desarme, sino a que sus hombres y mujeres tengan un seguridad económica,
salud, vivienda digna y educación, esto implica la paz, pero también que el
gobierno cumpla con la implementación, que se transformen las zonas donde
existió el conflicto y que por fin llegue la paz. Pese a esto, nada ha pasado,
los conflictos han seguido su curso normal, las antiguas zonas de injerencia de
las FARC, han sido copadas por grupos armados de diversa denominación, sin que el
gobierno tome medidas.
Esta falta de liderazgo de la
dirección del partido, ha contribuido a que Márquez y compañía regresen a las
armas, parece que para la dirección del partido lo urgente es la expulsión de
sus antiguos camaradas y no la falta de cumplimiento de lo pactado. El marxismo
que predicaron durante décadas se les olvido y ahora se muestran más aliados
del gobierno que sus compañeros.
Que se plantee incluso la
posibilidad de extradición de Santrich como lo dijo Carlos Antonio a semana,
demuestra que le importa poco la soberanía y la libre determinación de los
pueblos, los gringos nunca serán sus aliados y siempre estarán pendientes del
momento en que los puedan extraditar por alguna razón cierta o inventada.
A Timochenko no le corresponde
pedir perdón al país por Márquez y los demás, lo que le corresponde es pedirle
cuentas al gobierno por el incumplimiento de lo pactado, que le cuente al país
cuales han sido sus aportes a la paz, no es ir de vez en cuando a reuniones,
sino demostrar proyectos concretos, esto también, lo deberían hacer todos los
jefes que se encuentran en las ciudades. Como por nombrar solo unos Marco
Calarca, Pacho Chino, Carlos Antonio, Victoria, Marin, Sandra. Son ellos, los
que deben demostrar que realmente el proceso de paz si ha sido una posibilidad
cierta para dejar la guerra.