A pesar, de las denuncias que existen
sobre la Drummond y su alianza con los paramilitares, involucrados en masacres,
esta multinacional continúan en Colombia, sin que exista sanción alguna.
Por estos días se conocieron las
fotos que daban cuentas como la multinacional Drummond, vertía carbón en el mar
de Santa Marta, aunque la multinacional estadunidense, no permitió que se hicieran
las verificaciones del caso, las fotos que se tomaron indicaban que una barcaza
repleta de carbón amenazaba con hundirse por lo que los empleados optaron por
arrojar parte del carbón al mar. Finalmente la multinacional acepto el hecho. Sin
embargo, lo que preocupa es la forma como las multinacionales violan todas las
normas y peor aún ocultan lo ocurrido, sino fuera por los pobladores quienes
alertaron sobre el hecho quizás esto habría pasado inadvertido para las
autoridades que son las encargadas de proteger el medio ambiente, el Ministerio
del Medio Ambiente brilla por su ausencia.
La clara violación de los protocolos
de seguridad y la contaminación ambiental, dejan ver el papel que cumple la
locomotora minera, que el país entrega a las multinacionales, su único fin es
extraer en el menor tiempo los minerales, destruir el medio ambiente, sin que
medie ninguna medida que sancione de forma ejemplar a estas compañías. De ahí la
importancia de invertir en países como Colombia. Para el gobierno es más
rentable entregar el suelo y el subsuelo sin demasiados compromisos porque se
pueden aburrir e irse a buscar mejores condiciones. Así estemos entregando el
país a pedazos y tengamos un futuro incierto gracias a la explotación desmedida
de los recursos naturales no renovables.
Por otro lado, los trabajadores del cerrejón
iniciaron una huelga indefinida, esto debido a las difíciles condiciones
laborales y frente a la negativa de la empresa de negociar y llegar a acuerdos
justos. Es de anotar, las difíciles condiciones de salud de los empleados de
estas compañías, que no son atendidas a tiempo sino por el contrario
minimizadas por la compañía, a pesar, de los riesgos que representa para la
salud el polvillo que se desprende del carbón.
Vale decir, que estas compañías
operan en Colombia como los nuevos enclaves, lo que se podría llamar una de las
formas de esclavitud en el siglo XXI, pero que mantienen las mismas formas de
contratación de finales del siglo XIX, a su vez, el gobierno asume la misma
posición de los gobiernos que apoyaron esta forma de explotación otorgándole todo
beneficio, apoyado con la fuerza pública para que los huelguistas entren en
razón.