El Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) cierran hoy su quinto ciclo de conversaciones de paz, en medio de expectativas por el criterio de las partes sobre la marcha del diálogo.
A más de 100 días del inicio en La Habana, Cuba, de un nuevo intento por poner fin a décadas de conflicto armado, la mesa hará un nuevo alto en un proceso centrado en el tema de la tierra, el cual los interlocutores coinciden en considerar como el punto de origen y profundización de las hostilidades.
En los últimos días, las pláticas estuvieron rodeadas de sus mayores tensiones, a partir de advertencias del Gobierno del presidente Juan Manuel Santos de levantarse de la mesa si no se producen avances y de acusaciones a los insurgentes de secuestros.
Las FARC-EP respondieron con llamados a la sociedad colombiana para que defiendan la continuidad del diálogo de paz, en aras de evitar que el Ejecutivo "patee la mesa".
Hasta el momento, las partes han emitido valoraciones positivas sobre la marcha del proceso, pese a claras diferencias expresadas en torno a cuestiones como el alto el fuego, la política agraria y la captura de militares. La guerrilla propone un cese bilateral de las hostilidades, pero el Gobierno de Santos descarta ese escenario por considerar que sería el paso final, de lograrse la tan ansiada paz por los colombianos.
Respecto a la política agraria, las FARC-EP presentaron un paquete de iniciativas encaminadas a llevar justicia social a los campos colombianos, a lo que el oficialismo contestó que tiene su propio programa y que la insurgencia debe ganar en las urnas si aspira a llevar una agenda de gobierno.
Tal vez las mayores polémicas responden al tema de la captura de militares, las cuales la administración de Santos califica de secuestros, mientras que las FARC-EP las considera el resultado de las acciones combativas.
El gobierno colombiano se niega a darle el estatus de parte beligerante a la guerrilla, por lo que no acepta el término de prisioneros de guerra, ni las propuestas insurgentes de "regularizar el conflicto" o darle legalidad.
Pese a este complejo escenario, los interlocutores han reiterado su compromiso con la búsqueda de la paz, en un proceso que tiene a Cuba y Noruega como garantes.
Durante anteriores ciclos se avanzó en el tema de la participación de la sociedad colombiana en las pláticas, con acciones como un foro agrario en Bogotá con la presencia de varios sectores, la activación de una página web para recoger criterios de la ciudadanía y la consulta a expertos.
Además del asunto de la tierra, la mesa instalada el pasado 19 de noviembre en el habanero Palacio de Convenciones tiene en la agenda el problema del narcotráfico, la participación política, el fin del conflicto armado, la atención a las víctimas y los mecanismos de verificación y refrendación de lo alcanzado en el diálogo.
Tomado: Prensa Latina