Las partes coinciden en atribuir a la cuestión de la tierra el origen y la profundización de las hostilidades, y por tanto ven los avances en esa área como pasos hacia el logro de una paz estable y duradera, objetivo con el que los interlocutores han expresado su compromiso.
El tema agrario es el primero en una agenda de seis puntos que sirve de argumento a la mesa de conversaciones instalada en Cuba el pasado 19 de noviembre.
La víspera, el Gobierno y la guerrilla dieron inicio al séptimo ciclo de pláticas en su sede permanente, el habanero Palacio de Convenciones, donde también deben abordarse la participación política, el problema del narcotráfico y la atención a las víctimas, entre otros asuntos.
Como ha sido habitual desde el comienzo de este nuevo intento para alcanzar el fin del conflicto colombiano, las FARC-EP leyeron un comunicado ante los periodistas que cubren el diálogo.
La insurgencia presentó ocho propuestas encaminadas al reconocimiento del derecho a la tierra y el territorio de las comunidades indígenas, afrodescendientes y de los territorios interétnicos e interculturales.
Además, propuso la garantía efectiva de autonomía política, económica, social, ambiental y de administración de justicia, y el apoyo extraordinario a los planes de vida y comunitarios de las minorías.
Por su parte, la delegación gubernamental en la mesa expresó a través de su jefe, Humberto de la Calle, el interés en avanzar en las discusiones sobre la cuestión agraria.
Venimos con mucho vigor a trabajar fuertemente, precisó el exvicepresidente en un audio divulgado por el equipo de prensa del Ejecutivo.
Tomado: Prensa latina