Cientos de tropas israelíes entraron en la Cisjordania ocupada el viernes y el régimen israelí anunció que Cisjordania y Gaza estarán totalmente aisladas hasta el lunes. La ciudad palestina de Yatta, cerca de Al Jalil (Hebrón) y lugar de origen de los dos jóvenes que llevaron a cabo el miércoles el ataque cerca del Ministerio de Defensa israelí en Tel Aviv, ha sido declarada “zona militar” y está totalmente rodeada sin que nadie pueda entrar o salir de ella.
Esto es sólo el inicio de otra campaña de duras represalias contra el pueblo palestino, que ha sido impuesta tras el ataque de Tel Aviv. El gobierno israelí ha decidido también revocar los permisos de movimiento de 83.000 palestinos concedidos durante el mes de Ramadán.
Así, los residentes palestinos que viven en Cisjordania o Gaza no podrán visitar a los parientes situados en los territorios ocupados en 1948.
Estas medidas represivas llevarán, sin embargo, a una mayor exasperación de los palestinos y a un incremento de las manifestaciones y protestas, que serán calificadas presumiblemente de “disturbios árabes” y servirán como excusa para una mayor represión contra la población palestina.
Por su parte, el nuevo ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, ordenó que ahora en adelante los cuerpos de los mártires palestinos no sean devueltos a sus familias.
Esta decisión, anunciada al día siguiente de la operación de Tel Aviv, es una reacción que lleva el sello de Lieberman a la primera operación contra los ocupantes israelíes desde su entrada en funciones.
Por otro lado, el ministro de Ciencia, Tecnología y Espacio, Ofir Akunis, llamó el jueves a destruir las viviendas de los resistentes que llevaron a cabo la operación de Tel Aviv, una práctica que los ocupantes israelíes llevan a cabo de forma rutinaria.
Tras calificar a los resistentes de “animales”, Akunis declaró que sus familias deberían ser expulsadas de Palestina y que la paz con los palestinos era “inalcanzable”.
Tomado: tercerainformacion