La guerrilla marxista que
por más de 60 años había combatido al Estado, llegaba a su fin con la firma del
Acuerdo de paz, firmado en el teatro Colón de Bogotá, el 24 de noviembre de
2016, este hecho representó que los guerrilleros se desplazaran hacia zonas
veredales, para su concentración y luego cuya verificación estaba la ONU,
quienes recibirían las armas, para fundirlas y crear una obra de arte,
monumento que en el caso colombiano resulto ser todo menos un monumento que
representará el significado de lo que simbolizo para los humildes, portar una
arma en defensa y rebeldía, en contra del Estado.
Durante esos largo años
de lucha, la guerrilla ideologizada, mantuvo un discurso marxista en contra de
las políticas del Estado, el modelo económico y la falta de políticas públicas,
generadoras de exclusión y asimetrías sociales. Mientras que el Estado le abre
las puertas al gran capital, con el argumento de que la inversión extranjera
genera empleo, desarrollo y con ello daremos el gran salto a una mayor equidad.
Según se ha afirmado desde el Estado la inversión extranjera, permitirá construir
escuelas en zonas alejadas, centro de salud y mayor empleo. Pese a esto,
seguimos siendo el tercer país más desigual.
Por otro lado, estaba la
inversión en seguridad y defensa, durante décadas, el conflicto interno se llevaba
todo el presupuesto, con el fin de eliminar a la insurgencia, solo así lograríamos
un mayor progreso y equidad. Los gobiernos argumentaron como único factor de
desestabilidad y pobreza, la existencia de la guerrilla, no solo FARC sino ELN,
y necesaria la participación de los grupos paramilitares, los cuales fueron arropados
por el Estado, para eliminar de forma definitiva la insurgencia, esta larga
confrontación armada le costo al país un número desconocido de muertos,
lisiados, desplazados, por lo que se hacia necesario un acuerdo de paz, que
diera el cierre definitivo al conflicto.
En este escenario
ingresaron las FARC, no como insurgentes sino como partido político, reconocido
y constituido como parte de los acuerdos de paz, en los que se estableció que
10 integrantes participarían en el congreso de la república, 5 en senado y 5 en
cámara, durante 2 periodos presidenciales. Las FARC en su primer congreso
constitutivo de partido, eligieron sus representantes y la participación, que
no era muy diferente al antiguo secretariado, que había negociado el acuerdo,
salvo algunos nuevos integrantes.
Hasta este momento las
FARC-EP había mostrado una solida organización, sus conferencias se
caracterizaron, por avanzar hacia la toma del poder y la construcción de un
nuevo país, pese a esto, la décima conferencia que, aunque debo decir, no
conozco, se planteó en el nuevo escenario de la firma de la paz, dejó ver las
primeras fracturas al interior del secretariado.
Esta división, en la que
algunos medios dieron en llamar, de línea dura y blanda, permitió que el Estado
en cabeza de Santos, empezara a torcer el acuerdo, no solo con la convocatoria
al referendo, innecesario para la refrendación, pero si para darles a la
extrema derecha, poder de decidir sobre lo acordado, finalmente, el acuerdo fue
reformado, con lo que hasta el momento, se ha convertido en una colcha de
retazos, que se viene modificando desde
el Congreso y las Cortes.
Es decir, no fueron los actores del conflicto los que
decidieron el acuerdo, esto ha generado, no solo el incumpliendo de lo pactado
por parte del gobierno, sino que se ha entendido que el acuerdo se firmo solo
para la insurgencia, por ello, no es importante cumplir y es a largo plazo
según lo afirman los delegados del gobierno. Todo lo que se ha derivado del acuerdo hasta
JEP, viene sufriendo modificaciones, ha dejado a la mayoría de ex combatientes
en el limbo, sin protección del Estado y sumados en la pobreza. Esto sin contar,
con las amenazas de las que viene siendo víctimas y el asesinato de sus
miembros.
Pero el incumplimiento
del gobierno no se limita a desconocer el acuerdo y no poner en marcha la
implementación, sino junto con EEUU, buscar la manera más expedita de
extraditar a los firmantes; el caso Santrich, es el más representativo, el
entrampamiento, que es la forma como los gringos buscan penetrar las
organizaciones criminales e involucrarlas en un delito, para literal cogerlos
con las manos en la masa, para este caso con la coca, busco como chivo
expiatorio.
Esta trampa construida por
el hombre fuerte de Santos y Uribe obedeciendo ordenes de los gringos, con el
embajador a la cabeza, logró que al interior del partido FARC surgieran grandes
diferencias, esto no solo, por la falta de liderazgo de Timochenko, sino por la
semi clandestinidad en la que se encuentra Marquez y otros compañeros, lo que
evidencia un profundo desgaste al interior del partido, los discursos de Timo
que se alejan cada día de un representante político, parecen más bien, estar
alineados con la extrema derecha y distante de sus compañeros, hasta el momento
debo decir, no he leído una sola carta de Timo, donde maneje un discurso
político que invite a la unidad y a la construcción de escenarios de cambio
social.
Si bien, no todos los
integrantes entraron en el proceso de paz, por diversas razones y la más
importante por la falta de compromiso del gobierno, el bajo liderazgo de la
dirección y el cambio de discurso político. Durante años su construcción ideológica
se fundamento en los planteamientos marxista-leninistas, los cuales han venido
desapareciendo de sus discursos, que, aunque las FARC, presentaron un documento
que llamaron las tesis de abril, en concreto no se planteó nada.
Los congresistas en este
año legislativo que acaba de terminar, tuvieron una presencia mínima, donde lo
que más se vio fueron los insultos de la extrema derecha. Es decir, no lograron
que se avanzara sobre la implementación, en sacar adelantes proyectos sociales,
mientras que los ex guerrilleros concentrados en las zonas veredales, buscan
como sobrevivir, no solo le huyen a la pobreza, sino al exterminio que desde
diversos sectores ha venido cobrando víctimas.
Todo esto pasa, sin que
el partido logre despegar, parece que este proceso de paz, fuera concebido solo
para el secretariado y unos cuantos mandos medios, todos los demás, ha quedado
atrás, razones por las cuales muchos de los antiguos guerrilleros no hacen
parte del partido o no han sido llamados a participar, esta incapacidad se ha
dado en las zonas donde la guerrilla tenía presencia. Es decir, debería contar
con liderazgo y con ello candidatos para las elecciones de mitaca.
El partido FARC debe demostrar
que tiene candidatos, las alianzas han demostrado durante años, que no
construyen identidad política, no se trata de alimentar otros partidos u
organizaciones sociales, sino lo contrario, fortalecer el partido con
candidatos propios y proyectos políticos, sin abandonar la idea del cambio
político.
Finalmente el partido
parece que se ha ido distanciado de sus planteamientos políticos de guerrilla,
lo que le puede significar una corta duración, con poco apoyo de las masas,
quienes son las que deben enarbolar las banderas del cambio de régimen
político, la falta de un líder con capacidad de aglutinar los distintos puntos
de vista al interior del partido, están fraccionando, lo que esta llevando a crecer las disidencias, las renuncias y el poco apoyo de
sus mismos integrantes.