Por Jorge V. Jaime *
La Habana (PL) Las agresiones legislativas e institucionales provenientes de Estados Unidos contra Cuba se multiplicaron en el transcurso de 2011, pese a relativas flexibilizaciones del bloqueo decretadas a inicios de año por el presidente Barack Obama.
Los ataques e intentos de zancadillas contra proyectos empresariales del gobierno y el pueblo de la Isla estuvieron mayormente liderados por congresistas vinculados a la extremaderecha cubanoamericana, radicados sobre todo en las ciudades de Miami y New Jersey.
En general se mantuvo sin cambios significativos el histórico comportamiento hostil de Washington hacia la nación antillana, pese a que, por vigésimo año consecutivo, la Asamblea General de la ONU emitió en octubre una nueva condena al bloqueo impuesto por Estados Unidos contra Cuba desde hace medio siglo.
En presencia del canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, el máximo foro mundial votó en favor de otra resolución sobre la Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero, con solo dos sufragios contrarios y 186 en respaldo del documento.
Sin embargo, dos días después de la histórica votación en Nueva York, Ileana Ros-Lehtinen, desde la presidencia del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, pidió abiertamente a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, "acciones más contundentes contra el gobierno de La Habana."
Durante una audiencia en el Congreso, la ultraconservadora Lehtinen criticó a Clinton porque Washington usa lo que llamó un doble rasero al usar la fuerza para sacar del poder a gobernantes como Muammar el Gadafi, mientras se abstiene de acciones similares contra Cuba, arguyó.
Las declaraciones provocadoras de Lehtinen se sumaron así a otras a lo largo del año con igual tono, difundidas por congresistas pertenecientes al grupo de políticos considerados como reaccionarios anticubanos: Marco Rubio, Mario Díaz-Balart, Bob Menéndez, David Rivera, Bob Graham y Bill Nelson, entre otros.
En ese mismo sentido el parlamentario Díaz-Balart, del Partido Republicano de La Florida, manifestó que la política de Obama hacia Cuba ha sido contraproducente, porque el gobierno de la nación antillana la ha interpretado como una muestra de debilidad.
Las concesiones de Obama han sido vistas como una señal de debilidad de la Casa Blanca y una demostración más de lo equivocadas que están las políticas de esta administración con respecto a La Habana, alegó el congresista de ascendencia cubana.
En enero de 2011, por resolución del mandatario demócrata, se aliviaron algunas regulaciones relacionadas con el bloqueo económico, comercial y financiero decretado por Estados Unidos desde 1960, pero continuaron en vigor restricciones importantes que conspiran en contra de la isla del Caribe.
Los cambios menores firmados por la Oficina Oval solo auspician viajes por motivos académicos, religiosos, culturales o deportivos, que cumplan con ciertas pautas y sobre todo con una política que Obama denomina "promoción del contacto persona a persona".
El Departamento del Tesoro advirtió que "la flexibilización para viajes educativos y culturales de ciudadanos estadounidenses a Cuba no puede interpretarse como una promoción del turismo hacia la isla."
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) decidió, de esa manera, aclarar lo que llamó "interpretaciones erróneas aparecidas en algunos medios de comunicación", que hablaron de una presunta amplia apertura de los viajes.
Precisamente en este mes la OFAC y el Tesoro sancionaron a otro banco foráneo por comerciar con Cuba en el contexto del cerco económico mantenido por Estados Unidos durante 50 años, en contradicción con el reclamo internacional que rechaza la medida extraterritorial.
La Oficina de Control informó que una sucursal neoyorquina del banco alemán Commerzbank fue multada con 175 mil dólares por respaldar transacciones que violan el asedio financiero impuesto por Washington contra Cuba.
Antes de Commerzbank, este mismo año, la institución bancaria JPMorgan Chase tuvo que pagar una multa de 88,3 millones de dólares por presuntas transgresiones a las leyes instituidas por la Casa Blanca para tratados con Cuba.
También la división norteamericana de CMA-CGM, la tercera mayor naviera de contenedores del mundo, recibió un castigo en pago monetario equivalente a 374 mil 400 dólares por supuestamente transportar mercancías de La Habana.
En consonancia con las instigaciones de Ros-Lehtinen en contra de la nación insular, otro congresista de la extremaderecha cubanoamericana, el representante David Rivera, este año igualmente orquestó tentativas para revocar el relajamiento de las restricciones de viajes a Cuba.
La enmienda presentada por Rivera, republicano por el sur de la Florida, fue aprobada por una votación de 36-6 en la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes.
Esa propuesta fue muy similar a otra defendida por Díaz-Balart, la cual fue agregada a una ley de asignaciones del Tesoro y certificada por un comité de la Cámara baja en una votación oral.
Tanto la enmienda de Rivera como la de Díaz-Balart restaurarían las drásticas prohibiciones de viajes a Cuba que estaban vigentes durante la presidencia de George W. Bush.
En paralelo con la hostilidad estadounidense hacia la nación antillana, organizaciones no gubernamentales (ONG) radicadas en Estados Unidos, patrocinan iniciativas a favor del pueblo cubano y con el propósito de denunciar legislaciones absurdas refrendadas en diferentes gobiernos norteamericanos.
Un reciente ejemplo en ese sentido fue la Conferencia de Washington. El foro, convocado en contra de la alusión estadounidense a Cuba como nación patrocinadora del terrorismo, fue un éxito y logró aunar a renombrados académicos en defensa de la isla antillana.
"Fue importante que sectores académicos y de la sociedad civil con cierta voz e influencia en el sistema político norteamericano reclamaran que esa es una medida injusta", comentó Carlos Alzugaray, profesor titular de la Universidad de La Habana.
En conversación telefónica con Prensa Latina desde la sede del evento, el también politólogo especialista en Estados Unidos apuntó que el seminario permitió establecer un diálogo y subrayar el tema en el centro mismo de poder del norteño país.
Coincidimos en que no existe razón alguna para mantener a Cuba en esa lista, ya de hecho arbitraria, porque lo primero a discutir es el derecho de Washington a armar un registro de supuestos estados terroristas, enfatizó Alzugaray.
Estados Unidos insertó a la nación insular en el controvertido listado desde 1982, a petición del entonces secretario de Estado Alexander Haig y por una resolución certificada por el presidente Ronald Reagan.
Las ONG Latin America Working Group y The Center for International Policy patrocinaron el encuentro pro-cubano en el Club Nacional de Prensa, de Washington D.C.
Entre los conferencistas destacaron además el catedrático Arturo López-Levy, de la Escuela de Estudios Internacionales Josef Korbel, en la Universidad de Denver, Wayne Smith, exrepresentante diplomático estadounidense en Cuba, y Sarah Stephens, del Centro para la Democracia, entre otros.
El bloqueo impuesto por Washington a Cuba ha causado un daño económico directo calculado en una cifra cercana a 975 mil millones de dólares, y -según algunos expertos- el monto se incrementaría si el cómputo fuera realizado tomando como base la inflación de precios minoristas norteamericanos.
Cuba reafirmó este año su posición tradicional a sostener un diálogo respetuoso con el gobierno de Estados Unidos. El encuentro debe desarrollarse sobre la base de la equidad, reciprocidad e igualdad, declaró la directora del Departamento Norteamérica del Ministerio de Relaciones Exteriores, Josefina Vidal.
Obama tiene la oportunidad histórica de cambiar las relaciones con Cuba. Existe un reclamo internacional a la Casa Blanca para que tome esa decisión, y dé vuelta a la página y cambie esta relación de 50 años que no responde a los intereses del pueblo norteamericano ni del cubano, sentenció la funcionaria cubana.
*Jefe de la Redacción Norteamérica de Prensa Latina.