A lo largo de los últimos años, han sido comunes las noticias donde se aseguraba por los medios masivos de comunicación y las declaraciones de las directivas, que estudiantes con sus rostros cubiertos robaron varios bienes de la universidad, como computadores, televisores, equipos e incluso dineros de la cafetería. Pero la realidad de estos hechos ha sido otra, donde bandas dedicadas a la delincuencia común y articulándose con grupos paramilitares de la ciudad, aplican estas estrategias para deslegitimar la protesta estudiantil y potenciar las mafias dedicadas al microtrafico en los centros educativos, muestra de ello fueron los hechos ocurridos en el 2010 donde fueron capturados trabajadores de una empresa que firmó contratos con la Universidad y fueron acusados de cometer varios de estos robos.
Innumerables han sido los hechos que se les han atribuido a este grupo de personas que usando una figura histórica de la protesta estudiantil como lo es la “capucha” cometen actos vandálicos, algunos de los hechos más emblemáticos han sido los robos en el Centro de Estudios Políticos del Alma Mater, donde intimidaron con armas a los empleados y hurtaron algunos equipos, así como el robo en el campus Ciudadela Robledo, donde robaron computadores, video beam, televisores, monitores y teclados, así mismo han atracado la Librería que hace parte de la Cooperativa de Profesores de la Universidad y el restaurante Punto Gourmet, allí saquearon las cajas registradoras intimidando a la comunidad universitaria con diversas armas.
Estas personas que salen al campus de la universidad con sus rostros cubiertos, muchas veces plantean discursos políticos radicales pero incoherentes, deslegitimando muchas formas de lucha de los estudiantes y han tachado y borrado los murales que el estudiantado ha elaborado en las paredes del campus. Estas personas han hecho presencia al interior de la universidad con armas blacas, armas de fuego y “papas bomba” poniendo muchas veces en riesgo a la comunidad universitaria, ya que su accionar responde a los intereses paramilitares que buscan perseguir y desaparecer a los estudiantes críticos que han construido nación desde las aulas colombianas.
Distintas organizaciones defensoras de derechos humanos, así como estudiantes y trabajadores han denunciado este tipo de hechos, pero la respuesta de las autoridades y la institución no plantean soluciones eficientes a estas problemáticas, ya que desconocen el accionar paramilitar y de las bandas delincuenciales dentro de la universidad y acusan a los movimientos estudiantiles de todos estos hechos, lo que implica un proceso sistemático de estigmatización y represión de los estudiantes de la universidad, aunque este no es un hecho aislado, es toda una política que se replica en las universidades públicas del país.
En estos momentos, donde en el país se está abriendo el debate de la necesidad de plantear una solución política al conflicto social, político y armado que vive el país, también debemos abrir el debate de la necesidad de sacar el conflicto de nuestras aulas, ya que este problema de paramilitarismo, microtrafico y persecución política, refleja la falta de garantías que tiene el pueblo para construir nación y que responde a las consecuencias de un conflicto que lleva más de 50 años en el país y ha sembrado una política de terror dentro de la población colombiana.
Tomado: Agencia prensa Universidad