Alepo figura hoy como el nuevo epicentro de la ofensiva del Ejército Árabe Sirio contra las bandas mercenarias que financiadas y armadas por gobiernos de Oriente Medio y Occidente pretenden derrocar al gobierno del presidente Bashar al-Assad.
Miles de efectivos y equipamiento bélico se han concentrado en las últimas jornadas en torno a la segunda ciudad en importancia del país, con el fin de protagonizar la operación Tormenta del Norte.
Una fuente del mando militar que solicitó el anonimato, explicó a Prensa Latina que la ofensiva en el septentrional territorio sucede a la reciente toma de Qusseir, en la provincia de Homs, acción catalogada de estratégico triunfo sobre los irregulares.
La operación Flautista de Hamelin, que marcó el 5 de junio el asalto final al feudo considerado durante meses el "pulmón de los opositores", permitió liquidar a unos 930 terroristas, la captura de más de 300 de diversas nacionalidades árabes y de otras regiones, además de mil 500 que resultaron heridos, sin contar los centenares que se rindieron en días previos.
Con la reconquista de Qusseir, el mando castrense cortó una de las principales vías de aprovisionamiento de pertrechos y hombres de las bandas mercenarias, lo que permitió fortalecer nuestras posiciones en los alrededores de la capital e iniciar el avance hacia la parte septentrional: Hama, Idleb y Alepo, analizó el informante.
A juicio de expertos militares consultados, las operaciones buscarán restablecer la seguridad en la región septentrional antes de la conferencia internacional para Siria, pactada para julio próximo en Ginebra, a fin de que las autoridades se sienten a la mesa de negociaciones con la carta de su dominio en el terreno.
El triunfo en Qusseir motivó el festejo en amplios sectores del pueblo sirio que mantienen su apoyo al presidente Bashar al-Assad.
La víspera, una numerosa concentración de residentes de la urbe y de poblados aledaños, así como estudiantes de la Universidad Al-Baath, se congregaron en la plaza central de la localidad para celebrar la eliminación de los mercenarios enquistados allí durante varios meses.
Los congregados manifestaron optimismo en la capacidad del estamento castrense para enfrentar el terrorismo, defender el honor nacional y frustrar la conspiración internacional urdida para destruir la tradicional resistencia de Siria, detalló el canal oficial de noticias. Por su parte, el primer ministro de Siria, Wael al-Halaki, vaticinó que el pueblo celebrará pronto la victoria sobre los irregulares.
Una fuente diplomática opinó en diálogo con Prensa Latina que a los gobiernos que apadrinan a las bandas mercenarias desde hace dos años se les agotan las opciones para lograr el ansiado cambio de régimen en Damasco.
Habrá que ver si quienes han derrochado centenares de millones de dólares para mantener esa maquinaria bélica están dispuestos a asumir su derrota o persistirán en balcanizar el país, islamizarlo y repartirse las enormes reservas gasíferas que aquí subyacen, argumentó.
Tomado: Granma