martes, 4 de junio de 2013

Colombia vuelve y juega


La crisis diplomática desatada por la visita de Herique Capriles a la casa de Nariño, el pedido de ingreso a la OTAN pone otra vez a Colombia frente a la región como país paria, del que poco se puede esperar para construir la unidad regional, por más acuerdos de integración. Colombia siempre está mirando hacia el norte obedeciendo, peor aun creyéndose del norte o cómo se explica que el país pretenda ingresar al único bloque militar existente en el mundo, o la visita del vicepresidente de EEUU  Joe Biden quien considera que Latinoamérica sigue siendo el “patio trasero”.  

Al que Santos por supuesto, tiene que informarle como van los acuerdos de paz que se discuten en la Habana, de lo que sugiera el Vice, depende buena parte del fin del conflicto armado, o la visita de Capriles.  Lo otro que viene a revisar Biden, es la recién creada Alianza Pacifico, que para los entendidos corresponde al reencauche del ALCA, dando la idea de que es una alianza regional que se constituye en beneficio del progreso regional. Vale decir, que hasta ahora ningún país ha demostrado que los tratados de libre comercio lo han llevado hacia el progreso y desarrollo, por el contrario estos países se encuentran sumergidos en la pobreza y en el subdesarrollo, producto de la forma como los tratados arruinan los pequeños empresarios, el campesinado, el medio ambiente (minería) invadiendo las economías con toda suerte de productos extranjeros, que generan desempleo, miseria y hambre.

 Al recibir a Capriles ex candidato de Venezuela quien considera al gobierno de su país ilegitimo esto por el apretado margen en las elecciones que dieron como ganador al ahora presidente Maduro, el mensaje que  envía Santos a los venezolanos es la aceptación a las acusaciones de fraude por Capriles, teniendo en cuenta que no se trata de cualquiera, pues Capriles estuvo involucrado en el golpe de estado al presidente Chávez en el 2002 y en los incidentes violentos que dejaron destrucción y muerte, después de perder en las elecciones de abril.

Santos como buen jugador de póker, esta “cañeando”, en primer lugar, al asistir a la posesión de presidente Maduro reconoció la legitimidad de la elección, sin olvidar el papel fundamental de Venezuela en las conversaciones de paz entre el gobierno y las FARC. Por otro lado, se la juega con el uribismo del que no se ha desprendido aunque de la idea que sí, del que espera tener apoyo para un  segundo mandato, con esta visita consolida apoyos,  lima asperezas con los que consideran a Santos alineado con el proyecto bolivariano

Aunque Santos pretenda dar a entender que la visita de Capriles no tiene porque alterar las relaciones entre estos dos países o que el pedido de ingreso a la OTAN, es solo que Colombia está “pensando en grande” las recientes declaraciones del presidente Maduro parecen indicar lo contrario, que de ser ciertas Colombia estaría constituyéndose en el Estado criminal que exporta terrorismo y planea complot en contra de otros países, al estilo EEUU, pero subdesarrollado, primero las 7 bases militares ahora la OTAN.

Con ello se está desconociendo el papel jugado por Venezuela en cabeza de Chávez y Maduro, al proceso que se está llevando a cabo entre el gobierno y la insurgencia, no será fácil que Venezuela mantenga el apoyo al proceso de paz, peor aún que se mantenga la confianza para avanzar en la integración regional, lo que puede generar una crisis en la Habana y poner en riesgo lo que hasta el momento se ha acordado en el tema agrario.

Por otro lado, el pedido de ingreso de Colombia a la OTAN, justo cuando se está discutiendo el fin del conflicto, parece indicar que tampoco existen intereses reales del gobierno, este hecho nos recuerda justo las anteriores negociaciones donde el presidente Pastrana discutía con la insurgencia sobre la paz y por el otro lado firmaba con EEUU el Plan Colombia. Sabemos que la OTAN es un ejército de ocupación el cual se caracteriza por bombardear poblaciones enteras, ahora bajo el discurso de protección a los civiles a invadido países como Libia y ahora lo hace en la sombra en Siria.

Las preguntas que surgen ¿si no se firma la paz la OTAN podrá entrar y bombardear parte del territorio o con el pretexto de protección a los civiles puede invadir el país debido a que los civiles son víctimas de los bombardeos indiscriminados por parte del ejército nacional?, ¿a quién apoyaría la OTAN si ha venido prestando apoyo a los “rebeldes” que se han levantado en contra de sus gobiernos?, ¿el gobierno con este pedido está amenazando  a la insurgencia? Estas serían algunas de las implicaciones en el plano domestico, en el regional se atenta contra la integración y estabilidad militar, pues cualquier argumento puede llevar a una intervención militar.

Pensar en grande supone que Colombia no solo se prepara para la guerra interna sino que prepara mercenarios para exportar por el mundo, definitivamente la guerra es un negocio muy lucrativo. El problema generado por Santos y su ambición pone en evidencia que Colombia no ha desmontado la “diplomacia finquera” del gobierno de Uribe, peor aún genera desconfianza entre los vecinos e impide consolidar la región como lugar de paz.


Los últimos anuncios de Colombia sobre política exterior parecen demostrar el estudio elaborado por la Universidad Nacional (estudian la estupidez como fenómeno sociológico) sobre la estupidez, donde entre otras, se concluye que es más peligrosa la estupidez que la maldad, pues un estúpido es incapaz de pensar de manera autónoma esperando encontrar figuras mesiánicas que piensen por ellos. La pregunta final ¿los políticos colombianos cómo se ubican entre los malos o los estúpidos?