La
crisis diplomática desatada por la visita de Herique Capriles a la casa de
Nariño, el pedido de ingreso a la OTAN pone otra vez a Colombia frente a la
región como país paria, del que poco se puede esperar para construir la unidad
regional, por más acuerdos de integración. Colombia siempre está mirando hacia
el norte obedeciendo, peor aun creyéndose del norte o cómo se explica que el
país pretenda ingresar al único bloque militar existente en el mundo, o la
visita del vicepresidente de EEUU Joe
Biden quien considera que Latinoamérica sigue siendo el “patio trasero”.
Al
que Santos por supuesto, tiene que informarle como van los acuerdos de paz que
se discuten en la Habana, de lo que sugiera el Vice, depende buena parte del
fin del conflicto armado, o la visita de Capriles. Lo otro que viene a revisar Biden, es la
recién creada Alianza Pacifico, que para los entendidos corresponde al reencauche
del ALCA, dando la idea de que es una alianza regional que se constituye en
beneficio del progreso regional. Vale decir, que hasta ahora ningún país ha
demostrado que los tratados de libre comercio lo han llevado hacia el progreso
y desarrollo, por el contrario estos países se encuentran sumergidos en la
pobreza y en el subdesarrollo, producto de la forma como los tratados arruinan
los pequeños empresarios, el campesinado, el medio ambiente (minería)
invadiendo las economías con toda suerte de productos extranjeros, que generan
desempleo, miseria y hambre.
Al recibir a Capriles ex candidato de
Venezuela quien considera al gobierno de su país ilegitimo esto por el apretado
margen en las elecciones que dieron como ganador al ahora presidente Maduro, el
mensaje que envía Santos a los
venezolanos es la aceptación a las acusaciones de fraude por Capriles, teniendo
en cuenta que no se trata de cualquiera, pues Capriles estuvo involucrado en el
golpe de estado al presidente Chávez en el 2002 y en los incidentes violentos
que dejaron destrucción y muerte, después de perder en las elecciones de abril.
Santos
como buen jugador de póker, esta “cañeando”, en primer lugar, al asistir a la
posesión de presidente Maduro reconoció la legitimidad de la elección, sin
olvidar el papel fundamental de Venezuela en las conversaciones de paz entre el
gobierno y las FARC. Por otro lado, se la juega con el uribismo del que no se
ha desprendido aunque de la idea que sí, del que espera tener apoyo para
un segundo mandato, con esta visita
consolida apoyos, lima asperezas con los
que consideran a Santos alineado con el proyecto bolivariano
Aunque
Santos pretenda dar a entender que la visita de Capriles no tiene porque
alterar las relaciones entre estos dos países o que el pedido de ingreso a la
OTAN, es solo que Colombia está “pensando en grande” las recientes
declaraciones del presidente Maduro parecen indicar lo contrario, que de ser
ciertas Colombia estaría constituyéndose en el Estado criminal que exporta
terrorismo y planea complot en contra de otros países, al estilo EEUU, pero
subdesarrollado, primero las 7 bases militares ahora la OTAN.
Con
ello se está desconociendo el papel jugado por Venezuela en cabeza de Chávez y
Maduro, al proceso que se está llevando a cabo entre el gobierno y la
insurgencia, no será fácil que Venezuela mantenga el apoyo al proceso de paz,
peor aún que se mantenga la confianza para avanzar en la integración regional,
lo que puede generar una crisis en la Habana y poner en riesgo lo que hasta el
momento se ha acordado en el tema agrario.
Por
otro lado, el pedido de ingreso de Colombia a la OTAN, justo cuando se está
discutiendo el fin del conflicto, parece indicar que tampoco existen intereses
reales del gobierno, este hecho nos recuerda justo las anteriores negociaciones
donde el presidente Pastrana discutía con la insurgencia sobre la paz y por el
otro lado firmaba con EEUU el Plan Colombia. Sabemos que la OTAN es un ejército
de ocupación el cual se caracteriza por bombardear poblaciones enteras, ahora
bajo el discurso de protección a los civiles a invadido países como Libia y
ahora lo hace en la sombra en Siria.
Las
preguntas que surgen ¿si no se firma la paz la OTAN podrá entrar y bombardear
parte del territorio o con el pretexto de protección a los civiles puede
invadir el país debido a que los civiles son víctimas de los bombardeos indiscriminados
por parte del ejército nacional?, ¿a quién apoyaría la OTAN si ha venido
prestando apoyo a los “rebeldes” que se han levantado en contra de sus
gobiernos?, ¿el gobierno con este pedido está amenazando a la insurgencia? Estas serían algunas de las
implicaciones en el plano domestico, en el regional se atenta contra la
integración y estabilidad militar, pues cualquier argumento puede llevar a una
intervención militar.
Pensar
en grande supone que Colombia no solo se prepara para la guerra interna sino
que prepara mercenarios para exportar por el mundo, definitivamente la guerra
es un negocio muy lucrativo. El problema generado por Santos y su ambición pone
en evidencia que Colombia no ha desmontado la “diplomacia finquera” del gobierno
de Uribe, peor aún genera desconfianza entre los vecinos e impide consolidar la
región como lugar de paz.
Los
últimos anuncios de Colombia sobre política exterior parecen demostrar el estudio
elaborado por la Universidad Nacional (estudian la estupidez como fenómeno sociológico)
sobre la estupidez, donde entre otras, se concluye que es más peligrosa la
estupidez que la maldad, pues un estúpido es incapaz de pensar de manera autónoma
esperando encontrar figuras mesiánicas que piensen por ellos. La pregunta final
¿los políticos colombianos cómo se ubican entre los malos o los estúpidos?