“Las revelaciones del ex consultor de inteligencia estadounidense, Edward Snowden, demuestran una vez más que Estados Unidos es líder en materia de violación de derechos humanos, al haber puesto al mundo bajo vigilancia”, reseñó un editorial del diario oficial Minju Joson, citado por la agencia norcoreana KCNA.
De acuerdo al editorial, desde ahora “Washington tendrá que pensárselo dos veces antes de evocar los términos sagrados de derechos humanos”.
Snowden, de 29 años, quien trabajó para la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y para la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), reveló este mes ser la fuente de las filtraciones sobre el programa secreto de vigilancia electrónica, motivo por el cual pesa sobre él una investigación judicial.
El diario estadounidense The Washington Post informó el pasado 7 de junio de que la NSA y el FBI (Buró Federal de Investigaciones) poseen un programa llamado PRISM, con el que, en colaboración con hasta nueve empresas, acceden a los servidores de Internet para extraer información útil para la CIA.
El propio Snowden confesó haber entregado esa información, ante “la retahíla de mentiras” pronunciadas por los altos cargos gubernamentales ante el Congreso. Desde entonces, se encuentra en Hong Kong porque asegura que en EEUU no tendría un juicio justo, pues el Gobierno agotará todos los recursos para condenarlo como traidor.
Mientras tanto, más de 35.000 personas han suscrito una carta al presidente estadounidense Barack Obama, en la que solicitan otorgar el perdón a Snowden, a quien el FBI intenta localizar.
La víspera, Piongyang había propuesto a Washington desarrollar conversaciones de alto nivel a fin de aliviar la tensión en la península coreana, tras la cancelación de un encuentro bilateral con Seúl, que de efectuarse habría constituido el primero en más de dos años.
El diálogo previsto pretendía ser un paso hacia la resolución de la crisis entre ambas naciones que amenazó, incluso, con convertirse en una guerra nuclear.
La península coreana ha entrado en un ciclo de retórica militar desde el pasado 11 de marzo, cuando Estados Unidos y Corea del Sur comenzaron unas maniobras militares conjuntas.
Washington, que desempeña un papel crucial en el agravamiento de la crisis entre las dos Coreas, envió a la península coreana bombarderos nucleares, aviones de guerra y miles de tropas militares.
Corea del Norte, en respuesta, advirtió que si Washington y Seúl lanzaban un ataque, el conflicto acabaría convirtiéndose en una guerra nuclear. Seguidamente, Piongyang emprendió nuevamente sus ensayos nucleares, provocando la condena de Estados Unidos.
Tomado: Telesur