El gobierno colombiano opto desde hace rato, por el camino más seguro para él, la guerra con ella puede recibir ayuda norteamericana e iniciar una campaña diplomática para que el mundo voltee la mirada al país y apoye la carrera armamentista que se ha desarrollado desde que los EEUU instauraron el Plan Colombia y su continuidad.
Por ello, un eventual dialogo con la insurgencia no ocupa la agenda nacional, sino que por el contrario recrudece la guerra en las zonas rurales, donde no solo existen guerrilleros, sino campesinos, pobre, indígenas, negritudes y prisioneros de guerra. Los cuales el Estado debe proteger en su integridad. Sin embargo, parece que estos preceptos que contempla la Constitución no se cumplen; todo en aras de cumplir con los objetivos propuestos de las administraciones Uribe-Santos. Acabar con la guerrilla por medio de las armas, aquí es donde entran a jugar los intereses de las multinacionales que cada vez se apropian más del suelo colombiano (confianza inversionista). Lo que significaría una patente de corzo para la explotación sin restricción.
Los hechos ocurridos el fin de semana en el municipio de Curillo departamento del Caquetá, dan como resultado la muerte de 4 militares, prisioneros de guerra, en un intento de rescate, sin que hasta el momento se tenga noticia cierta de lo ocurrido. Esto debido a que el gobierno ha afirmado que no tenía conocimiento que los prisioneros se encontraban en el sitio, a pesar de llevar 45 días en la zona y del vasto operativo militar. Si los resultados favorecieran al gobierno el discurso sería otro. Vale decir, que la verdad no es algo que ha caracterizado al Estado colombiano y sobre ello existen infinitos ejemplos que comprometen al gobierno de Santos y a las Fuerzas Armadas.
Por otro lado, según la ex-senadora Piedad Córdoba el gobierno sabía de la intensión de las FARC de liberar a 6 prisioneros de guerra, pero esto no fue razón suficiente para impedir el operativo, que enluta a 4 familias colombianas. Hoy el gobierno los reconoce como héroes, pero nunca estuvo dispuesto a buscar caminos para su regreso a casa, todo con el fin de justificar su accionar e intransigencia, ¿de qué vale ese reconocimiento? Si lo que Colombia no necesita son héroes ni mártires, sino seres humanos construyendo país.
Expresamos nuestro sentimiento de solidaridad a todas las familias que han vivido el flagelo de la violencia e invitamos a Colombia entera a que no renuncie en buscar caminos de paz; con dignidad, justicia social y equidad.