Profesores, personal sanitario, trabajadores de aduanas y recolectores de residuos son algunos de los cientos de miles de empleados públicos que iniciaron una medida de fuerza que dejó sin clases al 80 por ciento de los colegios, paralizó el servicio de ferrocarriles, frenó el servicio de limpieza y obligó a los aeropuertos a contratar personal auxiliar para mantener los vuelos. Protestan contra los recortes en las pensiones y el aumento de la edad jubilatoria dispuesta en el marco de la crisis. El gobierno de David Cameron llamó a los sindicatos a volver a la mesa de negociaciones, al considerar que las huelgas no aportan nada porque, "simplemente no hay más dinero para repartir"