referirse a la planificada conferencia de paz Ginebra II, para la cual en estos momentos “no hay factores que ayuden a su celebración y éxito”, explicó el mandatario, el punto clave es si incluye o no detener la financiación de los terroristas y su ayuda con armas.
Según al-Assad, el problema sirio no es tan complicado como algunos están tratando de mostrar, ya que las complicaciones surgen de la injerencia externa. El Gobierno está dispuesto a dialogar con cualquier interlocutor válido, pero que no llame a la intervención extranjera en Siria, sea militar o política.
Oposición, definió el Presidente, es una estructura política interna con una base popular y un programa político claro, y no consiste en mercenarios extranjeros o en personas que reciban órdenes desde el exterior.
En medio de esfuerzos internacionales por realizar la conferencia de Ginebra II a fines de noviembre, reveló al-Assad, el enviado de la ONU a Siria, Lakhdar Brahimi, le solicitó que no se declare como candidato a la presidencia en 2014.
Le pedimos a Brahimi, aseguró el mandatario, que se comprometa con su misión en Siria y que no salga de los marcos de la misma, pues el tema de las elecciones es un asunto interno del país.
Aunque personalmente no veo ningún inconveniente para presentarme a las próximas elecciones presidenciales (del próximo año), enfatizó, creo que es demasiado pronto hablar de ese punto antes del anuncio de la fecha de los comicios.
Sobre el tema de la presencia de extremistas islámicos de varias naciones en Siria y su soporte foráneo, al-Assad se refirió a la entrega externa de dinero para organizar protestas y facilitar la entrada en Siria de los armados de al-Qaeda y sus ramas, incluyendo el Estado Islámico de Iraq y el Levante.
El terrorismo (en la región), razonó el mandatario, no tiene nada que ver con la resistencia contra la ocupación; por ejemplo, al-Qaeda nunca ha efectuado una operación contra los estadounidenses en Iraq, y sus ataques siempre han tenido un aspecto confesional en ese país.
En el caso sirio, detalló, no tenemos pruebas de que Estados Unidos ayude de manera directa a al-Qaeda, pero en la práctica, cuando Washington apoya el caos, quiere decir que está dando respaldo a esos grupos, y cuando ofrece cobertura política al caos y al terrorismo en Siria, entonces los está apoyando.
Por otra parte, Arabia Saudita implementa con toda fidelidad las políticas de Estados Unidos, y apoya abiertamente a los grupos terroristas en Siria, sea con dinero o con armas, y les ofrece cobertura política y mediática.
Asimismo, abundó en el tema, si el nuevo emir de Catar quiere cambiar la postura de su país hacia Siria, eso requiere la no injerencia en los asuntos internos nuestros y dejar de apoyar a los armados.
Ello es lo mínimo que demanda nuestro país de cualquier Estado que haya estado implicado en el derramamiento de la sangre de los sirios, enfatizó al-Assad.
Lo que pasa en Siria, resumió, es completamente diferente de ocurrido en Túnez y Egipto, pues aquí hay una marcada injerencia externa, con envío de terroristas extranjeros y la concesión de fondos para crear el caos.
Tomado: tercerainformacion.es