El departamento colombiano de Chocó, donde los indígenas y afrodescendientes son mayoría, permanece hoy bajo asedio paramilitar por lo que algunos de sus habitantes han decidido abandonar sus lugares de origen, denunció el diario El Espectador.
Según el periódico de circulación nacional, hay siete municipios en riesgo debido a la proliferación de esas estructuras.
El martes -precisó el rotativo- los pobladores del corregimiento de Domingodó (Riosucio) volvieron a sentir el miedo que durante 1997 provocaron los hombres del bloque paramilitar Élmer Cárdenas cuando causaron el desplazamiento de unas tres mil 500 personas.
En la madrugada de ayer hombres armados de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) ingresaron a ese lugar para amenazar e intimidar, relataron lugareños citados por la publicación.
Los vecinos de Domingodó se encuentran sitiados en sus viviendas y no han podido salir a realizar sus labores cotidianas (...) varios residentes en el caserío tuvieron que desplazarse atemorizados, advirtió la misma fuente.
Sin embargo, las denuncias de las comunidades del Chocó sobre incursiones paramilitares este año no son novedad; particularmente las de Riosucio y Bojayá aseguran que las autodefensas nunca se desmovilizaron y que sus reductos poco a poco han venido ganando espacio, amplió El Espectador.
La Defensoría del Pueblo realizó entre 2009 y 2016 seis informes en los cuales señala que las AGC y las Águilas Negras, de similares características a las primeras, han consolidado su poderío en la zona, obligando a migrar a indígenas y afrodescendientes.
Defensores de derechos humanos, políticos y otras personalidades del escenario nacional han alertado sobre el peligro que representa la proliferación de bandas que llaman sucesoras del paramilitarismo o neoparamilitares a las que responsabilizan con las agresiones y asesinatos de líderes sociales y activistas de plataformas como Marcha Patriótica.
Mientras, el Gobierno asegura que tal flagelo no existe y se trata a penas de estructuras delincuenciales.
No queremos pelearnos por el nombre, lo cierto es que el Estado debe identificar esos grupos al margen de la ley y desmantelarlos, comentó a Prensa Latina el abogado y Representante a la Cámara Alirio Uribe.
En opinión de algunos politólogos, la revitalización del paramilitarismo es una de las mayores amenazas para la paz en Colombia.
El martes -precisó el rotativo- los pobladores del corregimiento de Domingodó (Riosucio) volvieron a sentir el miedo que durante 1997 provocaron los hombres del bloque paramilitar Élmer Cárdenas cuando causaron el desplazamiento de unas tres mil 500 personas.
En la madrugada de ayer hombres armados de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) ingresaron a ese lugar para amenazar e intimidar, relataron lugareños citados por la publicación.
Los vecinos de Domingodó se encuentran sitiados en sus viviendas y no han podido salir a realizar sus labores cotidianas (...) varios residentes en el caserío tuvieron que desplazarse atemorizados, advirtió la misma fuente.
Sin embargo, las denuncias de las comunidades del Chocó sobre incursiones paramilitares este año no son novedad; particularmente las de Riosucio y Bojayá aseguran que las autodefensas nunca se desmovilizaron y que sus reductos poco a poco han venido ganando espacio, amplió El Espectador.
La Defensoría del Pueblo realizó entre 2009 y 2016 seis informes en los cuales señala que las AGC y las Águilas Negras, de similares características a las primeras, han consolidado su poderío en la zona, obligando a migrar a indígenas y afrodescendientes.
Defensores de derechos humanos, políticos y otras personalidades del escenario nacional han alertado sobre el peligro que representa la proliferación de bandas que llaman sucesoras del paramilitarismo o neoparamilitares a las que responsabilizan con las agresiones y asesinatos de líderes sociales y activistas de plataformas como Marcha Patriótica.
Mientras, el Gobierno asegura que tal flagelo no existe y se trata a penas de estructuras delincuenciales.
No queremos pelearnos por el nombre, lo cierto es que el Estado debe identificar esos grupos al margen de la ley y desmantelarlos, comentó a Prensa Latina el abogado y Representante a la Cámara Alirio Uribe.
En opinión de algunos politólogos, la revitalización del paramilitarismo es una de las mayores amenazas para la paz en Colombia.
Tomado: Prensa Latina