Una especie de pánico se apoderó de muchos líderes europeos cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, luego de instalarse en la Casa Blanca, dijo que «reformularía» la participación de Washington en la OTAN.
Durante su encuentro con la jefa de Estado alemana, Ángela Merkel, primero la criticó por lo que consideró «la gran deuda alemana con la OTAN» y luego agradeció el «compromiso de Alemania» dentro de la alianza bélica.
Poco a poco, después del pánico inicial, las aguas han ido tomando su nivel y ahora Trump ha anunciado que asistirá a la próxima Cumbre de la OTAN en Bruselas. Su mayor aporte ya lo adelantó el secretario de Estado, Rex Tillerson, quien aseguró que Estados Unidos «sigue comprometido 100 % con la OTAN».
Era una jugada «cantada» como se dice en el argot popular.
Se trata, en mi opinión, de una especie de reacomodo de carga, donde la exigencia del mandatario norteamericano pasa por su tema favorito: el dinero. Trump exige una cuota más equitativa de los países miembros de la Alianza, que hasta ahora se sustenta en gran parte en lo que aporta Estados Unidos.
Pero, no pensemos ni por un momento que en la era Trump se va a acabar la OTAN, ni nadie dé por seguro que no habrá nuevas incursiones bélicas en las que participen sus militares.
No olvidemos que el Pentágono ha iniciado y desarrollado varias guerras en los últimos años y lo ha hecho con o sin la OTAN, con o sin consultar a las Naciones Unidas y generalmente sin el apoyo del pueblo norteamericano que es el que ha puesto el dinero y varios miles de muertos.
No pocos militares salidos de esas guerras a las que no supieron nunca porqué fueron, se han suicidado o el pánico aterrador de la muerte los ha vuelto locos.
Quizá por todo esto es que los dirigentes de la Alianza continúan viajando, haciendo discursos y metidos en su otra guerra, la mediática, envenenando al mundo con presuntos «peligros rusos» y exacerbando conflictos subyacentes para que tomen cuerpo y puedan producirse intervenciones militares.
El mejor ejemplo es Ucrania y la mayor subordinación a los designios de la organización militar se observa en el este europeo, donde gobiernos cercanos geográficamente a Rusia han cedido parte de su territorio y de su soberanía para que Washington instale baterías antimisiles apuntando a Moscú.
La OTAN ha fortalecido como nunca antes, desde el fin de la guerra fría, la presencia militar en su flanco oriental. Al respecto, el presidente del Comité Militar de la alianza belicista, general Petr Pavel, dijo por estos días de visita a Madrid que no ve un riesgo inminente de guerra, pero sí cree que los países aliados deben estar preparados por si el comportamiento de Rusia puede convertirse en un riesgo.
Para fundamentar sus palabras aplaudió a países como España en cuanto a la importancia que conceden a los gastos de guerra, lo que equivale a «asegurarse de que el dinero se gasta bien en cuanto a resultados», enfatizó el general checo.
La Cumbre del próximo 25 de mayo en Bruselas, debe ser una más entre las tantas en las que el tema «peligro ruso» ocupará gran parte de la agenda.
Veremos qué dice al respecto Donald Trump, quien otras veces se ha mostrado contrario a tales acusaciones contra Moscú, lo que también ha provocado incertidumbre entre sus aliados europeos acostumbrados a decir y hacer lo que venga desde Washington.
La frágil Europa, sacudida aún por la prolongada crisis económica, la fractura que provoca la salida británica del seno de la UE y afectada por las sanciones norteamericanas contra Rusia que también van en detrimento de exportaciones e importaciones de países del Viejo Continente con un mercado tradicional y de gran envergadura, se sabe incapaz de asumir nuevos aportes económicos para gastos militares, que ya de por si son elevados y significan más del 2 % de su Producto Interno Bruto.
Los acuerdos de la próxima Cumbre de la OTAN están por ver, pero considero que no serán diferentes a otros, lo que esta vez quizá el tema aporte monetario de cada país, puede tener una mayor connotación. Lo demás es más de lo mismo. La pregunta sigue sin respuesta. ¿Para qué sirve la OTAN, si es que sirve para algo?
Tomado: Granma