La Unión Europea ha reaccionado con irritación al anuncio de nuevas sanciones de EEUU contra Rusia e Irán y ha señalado que responderá “en días” si las nuevas sanciones de EEUU afectan a las empresas europeas que hacen negocios con esos países. También ha mostrado su preocupación por el hecho de que las sanciones puedan dañar el acuerdo nuclear con Irán, que Europa apoya y considera una piedra angular de su seguridad y la del mundo entero.
En este sentido, las dos grandes potencias europeas, Francia y Alemania, y otros países como Austria han mostrado su oposición a las nuevas sanciones. Esta reacción se produjo después de la aprobación por el Congreso de EEUU de una serie de medidas contra Rusia, Irán y Corea del Norte. En el caso de Rusia, las sanciones afectan a cualquier compañía que “contribuya al desarrollo, mantenimiento, modernización o reparación de los gaseoductos de la Federación Rusa”.
En una declaración en términos firmes, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, criticó a Washington afirmando que “el lema “EEUU primero” no significa que los intereses de Europa sean los últimos”. Él señaló que la Comisión había decidido que “si nuestras preocupaciones no son tomadas en cuenta suficientemente, estamos dispuestos actuar de forma apropiada en cuestión de días”. Una de estas medidas sería el impedir por ley que las medidas norteamericanas sean “reconocidas o implementadas” en Europa. También se contemplarían sanciones contra empresas estadounidenses en el continente.
El órgano europeo también señaló que “las sanciones podrían afectar a la infraestructura del transporte de los recursos energéticos hacia Europa, por ejemplo, en lo que se refiere al mantenimiento y modernización de los gaseoductos en Rusia que alimentan el sistema de tránsito de gas a través de Ucrania”, señaló.
El paquete de sanciones estadounidense incluye penas contra las compañías europeas que participen en los proyectos de energía entre la UE y Rusia, como el proyecto Nord Stream 2, en el Báltico, donde participa la compañía rusa de gas Gazprom. En este sentido, la ley estadounidense amenaza no sólo a los gaseoductos que transportan gas ruso hacia Europa sino también a varias grandes compañías europeas como la francesa Engine, la anglo-holandesa Royal Dutch Shell, la austriaca OMV y las alemanas Wintershall y Uniper, que podrían hacer frente a sanciones norteamericanas.
Alemania, por su parte, afirmó que “esto afecta a la industria alemana… Las sanciones contra Rusia no deberían convertirse en un instrumento de política industrial para servir a los intereses estadounidenses”, dijo el portavoz del Ministerio de Exteriores alemán, Martin Schaefer, en una conferencia de prensa el martes, citado por Sputnik. Alemania dijo también que adoptaría represalias contra EEUU si las sanciones norteamericanas afectan a empresas alemanas implicadas en el proyecto Nord Stream 2.
El ministro de Exteriores alemán, Sigmar Gabriel, denunció que la ley norteamericana buscaba potenciar “la venta de gas licuado norteamericano y marginar a los suministros de gas rusos en el mercado europeo” con el fin de fortalecer la industria del gas y el petróleo estadounidense. El Frankfurter Allegemeini Zeitung consideró esta ley de sanciones como “un gesto inamistoso hacia Europa y en especial hacia Alemania” y calificó de “insolente” la declaración de la ley de que ella busca “reforzar la seguridad energética de Europa”, un tema que, recordó el diario, compete únicamente a los europeos.
Francia ha señalado que las sanciones contra Rusia e Irán violan el Derecho Internacional debido a su carácter extraterritorial. El Ministerio de Exteriores francés señaló que las leyes francesas y europeas necesitarían ajustarse en respuesta a las sanciones norteamericanas.
La ley norteamericana y la reacción de la UE expone el conflicto de intereses que separa a EEUU y la UE y el rápido deterioro de las relaciones entre ambos tras la elección de Donald Trump como presidente estadounidense, dado que él “no comparte los valores que la Unión defiende”, según indicó hace varias semanas la canciller alemana, Angela Merkel, que llamó además a Europa a seguir su propio rumbo advirtiendo que EEUU y el Reino Unido ya no eran “un socio fiable”. Sin embargo, dado el apoyo en el Congreso de EEUU a las sanciones, el conflicto se parece estar dando no tanto entre Trump y la UE sino entre esta última y la élite política y económica de EEUU.
De este modo, la política de la UE y las potencias europeas está distanciándose de EEUU para buscar sus propios intereses. Los países de la UE están acercándose a China y sus empresas están instalándose en Irán para aprovechar las grandes potencialidades de los campos de gas iraníes, como han hecho la francesa Total y la italiana Eni, y también en otros sectores. Los propios gobiernos europeos están buscando ahora animar a sus empresas a invertir en Irán con el fin de fortalecer e implementar el acuerdo nuclear, que el Congreso de EEUU, dominado por halcones sionistas o congresistas a sueldo del AIPAC (la principal organización del lobby pro-israelí) quiere sabotear.
En todo caso, los medios alemanes consideran, como hemos visto, el paquete de sanciones como un “acto inamistoso” hacia Europa y han advertido que EEUU y la UE están ahora en curso de colisión.
Tomado: tercerainformacion