Las restricciones a los palestinos para acceder a la Explanada de las Mezquitas y rezar en Al Aqsa avivó la crisis por las medidas de seguridad impuestas por Israel. El gobierno israelí envió más soldados a Cisjordania e instaló nuevas cámaras de seguridad en la entrada a la explanada como alternativa a los detectores de metales, sobre los que el gobierno no indicó si serán sustituidos por cámaras o si, por el contrario, representan un aumento de la seguridad. Un quinto palestino falleció en la noche del sábado en Cisjordania por la explosión de una mina antipersonal abandonada y su muerte, según confirmó la Media Luna Roja, no se relaciona con los enfrentamientos. La escalada dejó además tres israelíes muertos. El secretario general de la Liga Arabe, Ahmed Aboul Gheit, advirtió en una declaración que “Israel está jugando con fuego y se arriesga a una grave crisis con el mundo árabe”. El papa Francisco pidió moderación y llamó al diálogo entre israelíes y palestinos en Jerusalén.
El gabinete del gobierno de Benjamin Netanyahu se reunió ayer por la tarde, tras los dos violentos últimos días en Jerusalén Este y Cisjordania en los que cuatro palestinos murieron en enfrentamientos con fuerzas de seguridad israelíes y tres colonos judíos fueron asesinados por un palestino en su casa en una colonia en Cisjordania. Las condenas al atentado del viernes en la colonia de Halamish proliferaron en Israel y el premier Netanyahu aseguró que la casa del “vil terrorista será destruida tan pronto como sea posible”. Los tres israelíes, miembros de la familia de colonos Solomon, fueron enterrados ayer en un funeral multitudinario en la ciudad de Modín. Los palestinos muertos fueron sepultados de manera inmediata para evitar que las autoridades israelíes se hicieran con los cuerpos; en otras ocasiones tardaron meses en entregarlos a las familias.
Por su parte, el presidente palestino, Mahmud Abbas, insistió ayer en que quedaba suspendida la cooperación en materia de seguridad con Israel. Tanto el ministro de Defensa israelí, Avigdor Liberman, como Abbas, declararon que la otra parte es la que va a sufrir las consecuencias de esa suspensión.
Los representantes políticos seguían debatiendo ayer sobre la permanencia o no de los detectores de metales, cuyo gran abanderado es Netanyahu, mientras se ordenó colocar en las inmediaciones de la Explanada de las Mezquitas cámaras de seguridad. La prensa local las llama “cámaras inteligentes” ya que son capaces de identificar personas armadas; medidas de seguridad que provocaron la protesta de fieles musulmanes, que volvieron a rezar en el exterior de la explanada, mientras el coordinador de las actividades gubernamentales en los Territorios Ocupados, Yoav Mordejai, dijo estar buscando una conciliación con los jordanos, custodios del centro según el statu quo, y la Autoridad Nacional Palestina.
Aunque en un principio se informó de la muerte de Oday Nawaya, de 17 años, como parte de la víctimas de las últimas dos jornadas de violencia, su fallecimiento se debió a traumatismos causados por el estallido de “una antigua mina del ejército israelí”, declaró el Ministerio de Sanidad Palestino a la agencia de noticias Maan. Según el servicio de emergencia de la Media Luna Roja, Nawaya fue trasladado al hospital de Tubas, al noroeste de la ciudad cisjordana de Nablus, donde murió poco después.
La reunión que la ONU mantendrá hoy para estudiar el conflicto en la Explanada fue pedida por Francia, Egipto y Suecia, tres de los quince integrantes del Consejo de Seguridad a raíz de los enfrentamientos. Según el portavoz de la misión de Suecia ante la ONU, Carl Skau, la cita fue convocada para “analizar urgentemente cómo se puede apoyar un llamamiento” para evitar una escalada de la tensión en Jerusalén y en Cisjordania. El Consejo de Seguridad tenía programado analizar temas relacionados con África Occidental y Liberia específicamente, a lo que se unirá en la agenda el tema de las tensiones entre israelíes y palestinos.
El papa Francisco se sumó ayer al pedido para que reine la paz en la zona en conflicto. “Siento la necesidad de expresar un fuerte llamamiento a la moderación y al diálogo. Los invito a que se unan a mi en la oración, para que el Señor inspire a todos propósitos de reconciliación y paz”, exigió el líder de la iglesia católica durante el rezo del Ángelus en la plaza de San Pedro.
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