Fueron alrededor de 10 mil campesinos que junto a indígenas, afrodescendientes, comerciantes, conductores, vendedores ambulantes, organizaciones fluviales, jóvenes, docentes y organizaciones sindicales del departamento del Putumayo se movilizaron el 21 de octubre en protesta contra el Gobierno nacional por la aspersión aérea con glifosato, la megaminería, la erradicación de cultivos ilícitos, la militarización de los territorios, la muerte de líderes y lideresas sociales. La manifestación también la hicieron en apoyo al paro nacional en pro de la defensa del derecho a la vida y del cumplimiento de los acuerdos de paz, entre otros.
Campesinos de municipios como San Miguel, Sinbundoy, Mocoa, Puerto Asís, Villa Garzón y otros salieron a las calles a protestar desde las 6 de la mañana en contra de las políticas antidrogas que el gobierno anunció para ese departamento.
La aspersión aérea con glifosato es una de sus más grandes preocupaciones porque consideran que es una amenaza para las comunidades, debido a las consecuencias negativas que afectan al medio ambiente, a las enfermedades irreversibles que causan en los seres humanos y al fuerte impacto que ha tenido en la economía de muchas familias que decidieron participar del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos, PNIS.
Para Carlos Hernando Chapuel Quenguán, vocero de la Comisión Política de la Coordinadora Departamental de Cultivadores de Coca, Amapola y Marihuana, COCCAM, del Putumayo y del país: “No hay garantías presupuestales para sustituir los cultivos de uso ilícito, las grandes familias que firmaron voluntariamente hoy se encuentran en situaciones económicas críticas y no han sido atendidas por el Gobierno, esta situación los ha obligado a un desplazamiento forzado en búsqueda de una mejor calidad de vida”.
Por otro lado, los putumayenses se oponen a la explotación minera y petrolera que les ha dejado su territorio erosionado, deforestado y con gran contaminación en ríos y quebradas afectando la flora, la fauna y el ecosistema en general, así como a las comunidades que ya no cuentan agua apta para poder cocinar. “A diario vemos pasar más de 200 carrotanques que transportan el hidrocarburo para el Ecuador. Exigimos a las petroleras que hagan la inversión social y que nos devuelvan todos esos recursos económicos, porque esta explotación conduce a más pobreza y contaminación”, argumentó Carlos Hernando.
En pleno siglo XXI las carreteras del Putumayo lucen estrechas y sin pavimentar, según el vocero de la COCCAM: “El 90% del sector rural carece de electricidad, no tienen apoyo para los proyectos a largo plazo, ni acceso a las tierras porque el ancho de la frontera se encuentra concesionado por las multinacionales. Existen 24 veredas de comunidades campesinas que se encuentran en territorio indígena sobre la reserva Yarinal – San Marcelino y no les han permitido a los campesinos tener acceso a los proyectos productivos. Adicional, tenemos seis pueblos indígenas y hay varios que no han podido acceder a realizar su propio resguardo porque no hay acceso a la tierra”.
Movilización en la vereda La Cruz, en el municipio de San Miguel. Foto cortesía
La militarización de los territorios es otro de los factores que motivaron a los campesinos a protestar porque, aunque muchos lo desconozcan, no todo el departamento del Putumayo se sostiene económicamente de cultivos ilícitos. Para Eder Jair Sánchez Zambrano, dirigente de la de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos de Colombia, ANUC, en el Putumayo y su presidente en Mocoa: “Municipios como Santiago, Colón, Sibundoy y San Francisco salieron a manifestar en contra de la militarización de los territorios, en el alto Putumayo no hay cultivos de Coca, ni actores armados ilegales, somos ricos en agua y minerales, por eso quieren explotar y militarizar esta zona, estableciendo una base militar cuando no hay motivos. Suficiente tenemos con la Policía que cuenta con cuatro estaciones, no es necesario crear batallones militares, a cambio de esto, pedimos construir una universidad pública para estos municipios, pero que sea gratis y de calidad”.
Eder Jair, a su vez, manifestó: “El Putumayo es un ejemplo nacional en el tema de sustitución voluntaria de cultivos de coca, han logrado levantar 10 mil hectáreas que es bastante, es el más alto a nivel nacional, más de 20 mil familias se vincularon y arrancaron la coca, pero desafortunadamente el Gobierno no ha cumplido, argumentando que no hay financiamiento y está ensañado en hacer trizas el acuerdo de paz, y ahí es donde nos preocupa porque no hay una voluntad política de cumplir con lo que ya firmaron”.
Según el presidente de la ANUC, Mocoa: “La movilización más impactante fue en el municipio de San Miguel, ubicado en la frontera con el Ecuador, allí se calcula que alrededor de cinco mil ciudadanos se movilizaron en la protesta, el comercio cerró totalmente, las veredas se volcaron, así como también salieron a las calles las juntas de acción comunal, comerciantes, estudiantes, padres de familia, quizá fue la más masiva, se realizó cumpliendo todos los protocolos de bioseguridad, también en Puerto Asís, en Mocoa por ser la capital hubo concentraciones de todas las delegaciones del departamento”.
En Mocoa los funcionarios de la Alcaldía se sumaron al paro. En declaraciones el alcalde John Jairo Imbachi López, afirmó: “Nuestro plan de desarrollo le dice no a la megaminería, nosotros tenemos que defender la postura, la división del pueblo que quedó plasmada en este documento de planificación y que ha sido llamado plan de desarrollo, en defensa de nuestro territorio, de la vida y del buen vivir. No a la megaminería, es lo que le estamos diciendo con los ciudadanos de Mocoa porque queremos un desarrollo sostenible para nuestro territorio”.
“Lo más destacable de la protesta es que soplan vientos de unidad, es lo que más nos enorgullece y nos anima en medio de esta violencia y de la negligencia del Gobierno, en dos años vendrán buenos augurios para el Putumayo y así el Gobierno quiera generar miedo, lo que nos deja este paro es más fortaleza y ganas de seguir luchando”, concluyó Eder Jair Sánchez Zambrano.
Publicado en VOZ