Los israelíes han salido a las calles, a pesar de la polémica normativa que establece que solo pueden reunirse cerca de sus casas, en grupos de un máximo de 20 personas y con distanciamiento social.
Esto afecta directamente a las protestas semanales que se llevan a cabo desde hace cuatro meses para exigir la dimisión de Netanyahu por su gestión del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19, y su procesamiento por corrupción.
Netanyahu enfrenta en los tribunales casos por soborno, fraude y abuso de confianza. Mientras, los israelíes encaran una fuerte crisis económica, acentuada por la COVID-19.
Pero la gota que colmó el vaso, fue una ley aprobada por el parlamento israelí para aumentar los poderes ejecutivos de Netanyahu, supuestamente, para luchar contra la pandemia. Una medida que los ciudadanos califican de dictatorial y abusiva.
Tomado: Tercerainformacion