La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), en su larga carrera de ignominias contra Cuba, quiere ir más lejos. La vieja organización que ha servido de pivote a la doctrina Monroe en América Latina y el mundo, da un paso más por el camino de la impudicia. Ahora ofrece otros dos millones de dólares destinados a los llamados disidentes para, siguiendo órdenes de Washington, enfrentar al Gobierno cubano.
Bajo el nombre de «nuevos programas de promoción de la democracia en Cuba», los objetivos son: promover la eficacia de los «grupos independientes» de la sociedad civil y desarrollar coaliciones más amplias para expandir su impacto.
Ha presentado su vergonzosa solicitud para las organizaciones no gubernamentales estadounidenses o extranjeras, mercenarios y aquellos que deseen convertirse en cipayos a sueldo de ee. uu. El anuncio de la subvención señala que la Usaid «está buscando solicitantes para identificar las necesidades no reconocidas y no satisfechas de la sociedad civil cubana en su búsqueda de los derechos humanos y los valores democráticos».
Cuando la Usaid habla de sociedad civil, se refiere a grupúsculos contrarrevolucionarios que habitualmente financian, cuyos miembros, siempre insatisfechos, padecen de una insaciable sed de los dineros de ese país. Son recursos lanzados, con los aportes de los contribuyentes, a la soberbia y el empecinamiento de quienes no lograrán el objetivo de vencer a un pueblo seguro de sí y dueño de su destino.
Tomado: Granma