"Esto hala en forma fuerte y clara del compromiso del gobierno que presido con la educación", subrayó el mandatario, quien en 2011 vio derrumbar su apoyo de 60 a 30 por ciento, tras siete meses de protestas estudiantiles.
Los jóvenes, que exigen educación pública gratuita y de calidad, esperan reunir a 100.000 manifestantes este jueves, en una marcha cuyo telón de fondo son los comicios presidenciales de noviembre.
"Nuestra pelea no es contra un gobierno, si no contra un modelo que está viciado", sostuvo el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC), Diego Vela.
La movilización, apoyada por la Central Unitaria de Trabajadores, figuras de televisión e intelectuales, coincide con otra serie de manifestaciones laborales, ambientales y civiles las últimas semanas.
"Este año de elecciones tiene que ser un año con mayor intensidad de movilizaciones (...) si los estudiantes y los movimientos sociales no estamos presentes en el debate, entonces las elecciones van a ser un reality show", apuntó el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), Andrés Fielbaum.
La crisis estudiantil, cuyo centro es que las familias deben pagar hasta 900 dólares mensuales para que sus hijos estudien en la educación universitaria pública, fue abordada también por la ex presidenta socialista Michelle Bachelet, que busca volver al poder.
Bachelet, quien mantuvo hoy una reunión con la Fundación Educación 2020 para recibir propuestas en la materia, descartó las demandas estudiantiles en un eventual futuro suyo.
Los estudiantes, que han estado preparando la marcha toda la semana en sus campus, denostaron las palabras de la ex mandataria, quien hasta ahora posee un apoyo de 55 por ciento en encuestas.
"Bachelet está al lado de Piñera y el ministro (de Educación suspendido por el Congreso) Harald Beyer", dijo el dirigente estudiantil Gabriel Boric.
La crisis, que en 2011 llegó a tener a una treintena de estudiantes de liceos en huelga de hambre pidiendo mejor educación, está ligada a la desigual distribución del desarrollo en el país.
Por ejemplo, en el 30 por ciento de los hogares más pobres el promedio de escolaridad es de sólo 11 años a entre los 18 y 24 años, lo que implica que esos jóvenes no concluyen el colegio.
En oposición, en el 30 por ciento de los más ricos, los jóvenes de ese grupo etéreo han tenido uno a dos años de estudios superiores, según cifras oficiales.
A nivel escolar, el Estado provee sólo un tercio de las matrículas existentes. El resto es aportado por privados, algunos con subvención estatal y otros no. En las universidades menos de la mitad de la oferta de matrículas es estatal.
Las protestas y las demandas por igualdad y derechos en distintos sectores, dominan hasta ahora la antesala de los comicios presidenciales y parlamentarios de noviembre.
Chile, país miembro de la OCDE y con un ingreso per capita por paridad de compra que bordea los 20.000 dólares, presenta además una desigual distribución de los ingresos.
Por ejemplo, las 300 familias más ricas acaparan el 11 por ciento de los ingresos del país, donde existe prácticamente pleno empleo.
Además, el 20 por ciento más rico de los hogares obtiene más ingresos mensuales que todo el otro 80 por ciento de sus compatriotas.
Hasta ahora los movimientos sociales desconfían de la elite política, en medio de discusiones incluso sobre la necesidad o no de cambiar incluso la Constitución, heredada de la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990).
Tomado: tercerainformacion.es