Hoy los palestinos necesitan documentos especiales – permisos – para visitar su capital Jerusalén, para entrar a la Palestina histórica, como a Akka o Haifa, o hasta dentro de Cisjordania si quieren trabajar en los asentamientos o en las áreas que quedaron entre el Muro y la Línea Verde.
Mientras tanto, los colonos que viven en Cisjordania no necesitan esos permisos. Aquí la discriminación entre los primeros y los segundos es evidente. Existe otra flagrante política discriminatoria: el sistema de rutas que cruzan y dividen Cisjordania. Israel ha construido carreteras de circunvalación que conectan los asentamientos entre si y con la Palestina histórica.
Soldados palestinos ¿custodiando el muro ? Foto:Gustav Winters.
Los israelíes prohíben a los palestinos el uso de esas carreteras en todo momento; son únicamente para ciudadanos israelíes.
Pero la principal política discriminatoria es la que les permite a los judíos el llamado "derecho de retorno", mientras que los palestinos, especialmente los refugiados, no tienen derecho a volver a su tierra natal.
Por supuesto que las autoridades israelíes no aplican estas políticas discriminatorias abierta y francamente. Fueron especialmente inteligentes en desarrollar este Apartheid sin declararlo como tal, como ocurrió en Sudáfrica. Una vez más, los documentos constituyen un buen ejemplo. No se aprobó ninguna ley ni se anunció públicamente una nueva política estructural antes de emitir los documentos naranja para los palestinos en Cisjordania, los rojos para los de Gaza y los documentos azules para los residentes de Jerusalén Oriental. Esto creó una diferenciación artificial entre los palestinos y produjo una separación de facto entre Jerusalén y la población palestina, por ejemplo.
La lista de las políticas del Apartheid es larga: el Muro, los puestos de control, las terminales en las fronteras, las posibilidades que tienen los colonos para construir y las constantes demoliciones que sufren las viviendas o infraestructuras palestinas; las oportunidades laborales, salarios y, especialmente, los dos sistemas legales que existen en Cisjordania: las órdenes militares para los palestinos y la ley civil israelí para los colonos.
La realidad está a la vista de todos, pero muchas de estas políticas israelíes fueron enmascaradas y legitimadas por el acuerdo de Oslo en los noventa y durante los siguientes 20 años de las llamadas conversaciones de paz. Los acuerdos de Oslo brindaron a los israelíes la oportunidad de continuar aplicando sus planes en el terreno. Luego de la Segunda Intifada, los resultados fueron evidentes.
Con el proceso de Oslo, los israelíes quieren crear algo similar a los bantustanes de Sudáfrica. Ahora los israelíes tenían un liderazgo con quien discutir y a quien transferir todas las obligaciones que no querían asumir ellos mismos: proveer a los palestinos de servicios básicos, seguridad, representación gubernamental, etc. Sí, esto significó que ahora la ANP tenía fuerzas militares en el terreno, pero de todas formas todo estaba – y aún está – bajo control israelí.
Mientras que los palestinos consideran a la ANP como una herramienta para conseguir la independencia, los israelíes la utilizan para mantener y extender el régimen de Apartheid en Cisjordania. El ANP hoy no es una herramienta para lograr la independencia.
A nivel económico, el ingreso promedio de un palestino es de alrededor de 400 dólares por mes o quizás aún menos que eso, mientras que el salario mínimo israelí es de más de 1.000 dólares. Esta es la estructura económica aprobada por el proceso de Oslo y el supervisor palestino de dicho acuerdo fue la ANP. Ahora estamos pagando los mismos impuestos para todo, desde el combustible hasta la comida. Estamos viviendo bajo la misma estructura económica, en la que Israel es el único que controla lo que ingresa y sale de nuestro territorio.
En este contexto, la existencia de la ANP apoya estas políticas de Apartheid israelí. Esto es lo que quieren los israelíes: utilizar a la ANP para fortalecer esta situación de desigualdad económica. La ANP trata de usar esta posición para lograr la independencia de su gente, pero esto no es lógico en términos reales. No conseguiremos la independencia a través de Oslo. Veinte años de negociaciones han demostrado que Israel tuvo éxito en estrategia y que hoy la ANP está fortaleciendo la ocupación israelí, su proyecto colonial y está ayudando a extender sus políticas de Apartheid.El éxito de esta estrategia es vital para el proyecto sionista y para el Estado de Israel, entendido actualmente como un Estado judío. Para los israelíes, este Apartheid es una herramienta para mejorar y garantizar su hegemonía sobre el territorio. No nos necesitan, como el Apartheid sudafricano necesitaba a la población negra como mano de obra barata, pero tampoco pueden deshacerse de nosotros. Lo intentaron, pero todavía existimos. Tienen un millón y medio de palestinos dentro de la Palestina histórica, cuatro millones en los territorios palestinos ocupados y están rodeados de 300 millones de árabes.
¿Cómo pueden proteger el proyecto sionista entonces? Necesitan este Apartheid para, por lo menos, garantizar su existencia como Estado colonial sionista.
Centro de Información Alternativa (AIC), Jerusalén.