A partir de las 4 de la madrugada, los primeros manifestantes empezaron a llegar a El Pangui, un municipio amazónico de 8.000 habitantes que fue el punto de partida porque en él se abrirá la primera mina a gran escala de la historia de Ecuador, que operará durante 25 años la empresa Ecuacorriente, de propiedad china.
La movilización se inició con un ritual del pueblo indígena Saraguro, realizado en las márgenes del río Chuchumblesa, durante el cual los líderes fueron bendecidos con diferentes aguas de flores y humo de tabaco, para que tengan suerte en su viaje hacia Quito.
Tras ello, comenzó la marcha, que recorrerá a pie y en automóvil unos 2.000 kilómetros desde el sur al norte del país por el valle central de los Andes, y que se espera que llegue a Quito el 22 de este mes, el día Mundial del Agua.
Gritos de “Correa traidor” o “Correa escucha, el pueblo está en lucha” corearon los participantes, que hicieron una crítica constante a las políticas gubernamentales.
La principal fuerza impulsora de la marcha es la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), la mayor asociación indígena del país, y la Unión Nacional de Educadores (UNE), que respaldaron a Correa al comienzo de su mandato.
Pepe Acacho, uno de los líderes de la Conaie, dijo que con la manifestación quieren decir que aquí “hay un pueblo soberano” que sus gobernantes tienen que respetar, mientras que a su juicio el Ejecutivo “ha sido prepotente” y no ha tenido en cuenta la voluntad de los ecuatorianos “al entregar sus recursos a las trasnacionales”.
Desde El Pangui, los manifestantes se trasladaron a Yantzata, luego a Zumbi y finalmente a Zamora, todas localidades en la Amazonía, mientras que a partir de mañana la manifestación cruzará toda la sierra andina hasta llegar a Quito.
Luis Corral, uno de sus organizadores, explicó que en la capital esperan congregar unas 50.000 personas.
En Quito hoy se reunieron miles de personas en una manifestación convocada por el Gobierno, que fue una muestra de la capacidad de movilización de Correa.
Incluso en El Pangui, su propio alcalde, Luis Portillo, del Movimiento Acción Servicio, se opuso a la marcha de protesta y se mostró a favor de la minería, que a su juicio puede traer beneficios económicos y trabajo a los habitantes de esa localidad.
“Ahora vamos a estar más cerca y vigilantes de que se cumpla con los estudios de impacto ambiental para que se evite lo máximo la contaminación, sobre todo, la de las aguas”, destacó Portillo.
La concentración a favor del Gobierno terminó en la Plaza de la Independencia, el corazón del centro histórico de Quito, donde se instaló una tarima desde la cual Correa acusó a los opositores de convocar la marcha para “desestabilizar” a su Gobierno y dijo que ésta fue un “fracaso”.
Por su parte, la asambleísta Lourdes Tibán, del partido indígena Pachakutik, resaltó en El Pangui que su voluntad es realizar “una marcha pacífica” y que no tienen ninguna intención de desestabilizar el gobierno.
Los líderes de la acción de protesta denunciaron además que el Gobierno ha intentado boicotear la marcha.
“Nos han dicho que no nos dan los permisos para los buses, que no nos dan los permisos para caminar, nosotros le decimos al Gobierno que no necesitamos ningún permiso para caminar más del que nos asiste la Constitución vigente, que dice que somos libres de caminar por el territorio nacional”, dijo Salvador Quishpe, prefecto de la provincia ecuatoriana de Zamora Chinchipe y miembro de Pachakutik.
Tomado: LibreRed.net