Desde que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) anunciaron a fines del pasado año que liberarían unilateralmente a 10 prisioneros de guerra, paralelamente el conflicto armado interno se ha recrudecido.
La cuota de sangre derramada en los campos y ciudades del país es elevada; más de 150 colombianos -entre guerrilleros, militares y policías- han muerto en lo que va de año, en una guerra que tiene profundas raíces económicas, políticas y sociales.
Muchos pusieron sus esperanzas en que con el anuncio de las FARC, acompañada de la decisión de proscribir las retensiones con fines extorsivos, se abriría por fin un sendero para encontrar una solución política al conflicto y la añorada paz.
Políticos, funcionarios, activistas, defensores de los derechos humanos y ciudadanos de a pie plantearon la necesidad de un acercamiento, al menos para humanizar la guerra en base al respeto del derecho internacional humanitario.
Sin embargo, a la par de esos clamores la dinámica del conflicto se ha intensificado, pues en los tres meses transcurridos del año la fuerza pública ha abatido a 141 guerrilleros y capturado a otros 264, según la versión oficial.
Mientras, las bajas del otro lado son imprecisas, pero alcanzan una veintena de personas en distintas acciones atribuidas a la insurgencia a lo largo y ancho del país.
En medio de este panorama, sectores pacifistas y derechos humanos se esfuerzan por llevar a feliz término las liberaciones, al tiempo que el Gobierno cerró la puerta a una posible participación de personalidades, entidades y gobiernos internacionales en ese proceso.
Al respecto, el Ministerio de Defensa emitió un comunicado anoche mediante el cual reconoce que agradece a los gobiernos, entidades o personas de otros países que tengan algún interés o hayan recibido alguna solicitud de participar en dicha operación.
No obstante, revela el texto, solo se permitirá la participación del gobierno de Brasil, el Comité Internacional de la Cruz Roja y el grupo de la sociedad civil Colombianos y Colombianas por la Paz.
Esta declaración emergió luego de darse a conocer que la premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú acompañaría el proceso de liberación.
Así lo confirmó a través de su cuenta en la red social de Twitter la pacifista y exsenadora Piedad Córdoba, líder del grupo de la sociedad civil Colombianos y Colombianas por la Paz.
Junto con Menchú también fue invitada a participar como garante la brasileña Socorro Gómez, titular del Consejo Mundial de la Paz, entre otras mujeres de relevancia internacional.
Por otra parte, la cancillería ecuatoriana informó que el Gobierno de ese país analiza una invitación efectuada este fin de semana, por parte del Colombianos y Colombianas por la Paz para participar como mediador en las liberaciones.
En tanto, crecen las expectativas y la tensión en torno a un proceso humanitario que esta previsto realizarse entre el 2 y 4 de abril próximo, y que se ha visto empañado por tantas muertes.
Tomado: Prensa Latina